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1995/10/13 07:00:00 GMT+2

Y cuando llegue el PP, ¿qué?

Se ha convertido en la conversación de moda dentro del gremio periodístico: de qué lado se pondrá cada cual cuando gane el PP. «¿Y tú que harás?», «¿Y qué hará El Mundo?», «¿Y ese otro?», «¿Y el de más allá?».

Me sorprende que tanta gente dé por descontada la victoria del PP. Personalmente, no creeré en ella hasta que pueda hundir mis dedos en las llagas del presidente Aznar. Pero, bueno, he de admitir que la eventualidad es real. Algo de eso dicen los sondeos. Así que puede que no esté de más ir pensando en esa hipótesis.

¿Qué hará éste, qué hará aquél?

Empecemos por los que hasta ahora le han bailado el agua al todavía inquilino de La Moncloa.

Parto del convencimiento de que la mayoría de los que han venido siendo dóciles al Poder felipista no lo han hecho porque el Poder fuera felipista, sino porque era Poder. Para ellos, que el aparato de la Administración pase de unas manos a otras es accesorio, con tal de que pague. Son especialistas en estar con el que está. Y si el que está se llama Aznar, como si se llama Perico de los Palotes. Y si hay que arriar una bandera e izar otra -¿qué más dan, hoy en día, las banderas?-, pues se iza, y santas pascuas.

Cabría especular con la posibilidad de que esta gente estuviera dispuesta a cambiar de bando, pero que el nuevo Gobierno aznarista la considerara contaminada por su pasado y no aceptara sus voluntariosos servicios. Olvídense de ello: la experiencia demuestra que las gracias de los perros falderos gustan a todos los amos.

Hay un segundo grupo de personajes -y de tinglados, sobre todo- que han vivido hasta ahora en perfecta simbiosis con la burocracia felipista y que tratarán de pasarse también con armas y bagajes al bando de los nuevos gobernantes, aunque sin ningún entusiasmo. Son los que tienen florecientes negocios que precisan de la connivencia de la Administración. Por mucho que sientan un profundo desprecio por «los cachorros del PP», están obligados a intentar entenderse con ellos: les va el pan -y el caviar- en la maniobra. Porque, si uno tiene un canal de TV que depende de la licencia gubernamental, y si uno tiene una cadena de radio -¿o son dos?, ¿o tres?- en situación legal de mírame y no me toques, y si uno precisa que el Ministerio de Educación le siga permitiendo sacar a cada crío cada año veinte mil billetes por los libros de texto -más el IPC-, y si uno recibe créditos blandísimos para vender al por mayor espejitos y abalorios por esos mundos del Señor... pues uno tiene que estar con el que firma y pone el nihil obstat en los papeles, mal que le pese. Aunque eso obligue a hacer transformismo en la línea editorial del periódico de uno.

El segundo gran capítulo a considerar es el de quienes hasta ahora han -hemos- estado en la oposición.

Ocurre que, por fortuna, oposiciones, a diferencia de madres, hay más de una.

Están los que han venido oponiéndose a González porque les molestan las innovaciones en materia de derechismo, y aplauden lo de Intxaurrondo, y lo de la Guerra del Golfo, y lo de la Ley de Extranjería, y lo de la mano dura con los insumisos, pero llevan mal lo del aborto, aunque sea a medias, y no aguantan el cine de arte y ensayo, y quieren que sea Nati Mistral, y no Serrat, quien lea los pregones de las fiestas de su pueblo. Esos se pondrán rápidamente a cantar loas al Gobierno del PP, y nadie se lo podrá reprochar.

Vienen luego los que han estado en guerra a muerte con el felipismo por extraños rencores personales. O -para ser más exactos- porque no lograron engancharse a su tren y viajar en primera. Su actitud dependerá básicamente de cómo reparta el PP sus pasajes. Si no es generoso con ellos, seguirán afilándose las uñas. Si lo es, ronronearán.

Y estamos, por último, los que llevamos ya tantos años desconfiando del Poder -de todos los poderes- y criticando sus excesos -y sus defectos- que ya no sabemos hacer otra cosa.

A nosotros tampoco nos afecta quién se encarame al Gobierno: sea quien sea, nunca nos pondremos a su servicio. Pero no tiene particular mérito: es que la mayoría ya somos demasiado viejos para cambiar.

Javier Ortiz. El Mundo (13 de octubre de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de octubre de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1995/10/13 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: pp preantología 1995 el_mundo aznarismo felipismo felipe_gonzález psoe aznar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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