«Los yanquis sólo se interesan por ellos mismos. Les trae sin cuidado todo lo que ocurre fuera de sus fronteras. Les dices que eres español y te preguntan si español de Cuba o español de Puerto Rico».
Si no he escuchado esta sosada cien veces no la he escuchado ninguna. Tal se diría que por aquí todo el mundo fuera experto en geografía mundial. Yo he probado a colocar un mapa blanco de la Europa actual delante de las narices de conciudadanos nuestros supuestamente cultos y he podido comprobar... lo que ya daba por hecho: que son poquísimos los que aciertan a identificar cada uno de los Estados que hay entre Irlanda y los Urales.
Si los propios europeos no conocemos Europa, ¿con qué cara podemos exigir que lo hagan los estadounidenses (que, por cierto, no son necesariamente yanquis)?
De acuerdo con que no estaría mal que, ya que no los norteamericanos de pie, al menos los gobernantes de Washington tuvieran una cierta idea de la existencia del mundo exterior, y de sus usos y costumbres. Un ejemplo: está feo, sin duda, que el presidente G.W. Bush ignore por dónde cae Afganistán, según demostró hace unos meses. Más que nada porque se trata de un país conflictivo y no quedaría demasiado bien que saliera un día de éstos por la tele para anunciar: «He ordenado a nuestra fuerza aérea que bombardee Afganistán, caiga por donde caiga ese jodido país... o lo que sea».
Pero Bush puede defenderse diciendo que no es mucho mejor que él el secretario general de la OTAN, el británico George Robertson, que el otro día se plantó en Varsovia y saludó a los periodistas con un festivo «¡Bienvenidos a Moscú!», y que luego se puso a perorar sobre el presidente de Macedonia, Boris Trajkosky, llamándolo «Chaikovsky». Chaikvosky suena bien, sin duda, pero Macedonia no tiene últimamente mucho parecido con El lago de los cisnes. Me consta que lord Robertson fue durante una década responsable de la GMB, organización que controla la industria del whisky escocés, pero dejó el cargo en 1978: ha tenido tiempo de sobra para que se le pasen los efectos.
A mí, la característica de los gobernantes norteamericanos que me resulta más irritante no es la ignorancia, sino la arrogancia. Su ignorancia no tiene nada de prerrogativa. Su arrongacia, en cambio, llega a cotas inaccesibles para el resto de los humanos.
El Gobierno de Washington alcanzó ayer el Himalaya de la prepotencia: protestó ante el Gobierno de Beijing porque la Policía china ha inspeccionado el interior del avión espía de la USAF que se vio obligado a tomar tierra el pasado sábado en la isla de Hainan. Según los de Bush, el interior del avión «es territorio norteamericano». Como contestaron de inmediato y con evidente sorna las autoridades chinas, ahora ya sólo falta que Bush explique cómo puede ser que un trozo de territorio norteamericano haya ido a parar a China.
Más que de geografía, de lo que debería recibir Bush un cursillo intensivo es de Derecho Internacional. Alguien tiene que enseñarle urgentemente que es el mundo entero no es de su propiedad.
Aunque se disguste.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (4 de abril de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.
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