Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1995/10/22 08:00:00 GMT+2

¡Viva Cuba sin embargo!

Defensa de la Democracia: Todo demócrata auténtico sabe que una prioridad insoslayable de la invicta causa de la Libertad y de Occidente es acabar cuanto antes con la intolerable dictadura de Fidel Castro, de modo que en todas las Grandes Antillas -más propiamente llamadas West Indies- reine el mismo progreso que avanza irrefrenablemente por toda el área, como evidencian las espléndidas y gratificantes realidades sociales de Haití, Jamaica y la República Dominicana.

El principal obstáculo que impide la instauración en Cuba de una democracia comme il faut: Fidel Castro Ruz. 70 años. Nacido en Mayarí. Hijo de bracero gallego ido a más. Doctor en Leyes. Padre de numerosos hijos e hijas («Una docena, o algo así», dice él). Triunfador en 1959 de la revuelta contra el dictador Fulgencio Batista. Batista -un tipo que, como su nombre indica, tenía tela- fue todo un precursor: era un corrupto vendido al Gobierno de Washington que se decía partidario del socialismo democrático.

¿Por qué se hace llamar «comandante»? No sé. Para mí que le sobra el «co» del comienzo.

¿Qué es lo más inaceptable de Castro? Dos cosas. Primera: que, a diferencia de la reina de Inglaterra, del emperador del Japón y del rey de España, sea jefe de Estado sin pasar por la prueba del sufragio universal. Segunda: que, por su culpa, en Cuba no haya elecciones libres, como las que se celebran periódicamente en el Estado Vaticano. Sin ir más lejos.

Inicialmente Washington no pensó que fuera un peligro. Porque los gobernantes norteamericanos no saben latín. De lo contrario, se habrían apercibido de que Castro es palabra que viene de castrum, que significa «campamento fortificado».

España se sintió muy conmovida con la tragedia de los balseros cubanos. Es lógico. Una vez resuelto generosa y satisfactoriamente el drama de los balseros que atraviesan el estrecho de Gibraltar en pateras, nuestra opinión pública pudo ya desviar su caritativa mirada hacia otros dramas similares, aunque más lejanos.

El gobierno cubano siempre presume de los esfuerzos que dedica a la Educación. Sí: farda de que la primera partida de su presupuesto es la de Educación, y la segunda la de Sanidad. Pero lo de la Enseñanza no es sino una servidumbre de su revolución: como la empezaron en Sierra Maestra...

¿Y lo de la Sanidad? Política, pura política. Lo hacen sólo para que no proliferen los gusanos.

¿Es cierto que con el tiempo Castro ha ido a peor? Eso creen muchos cubanos. El Mundo recogió hace un año las palabras de uno, muy joven, que decía: «Quiero a Fidel como si fuera mi abuelo. Pero no entendería que mi abuelo se negara a jubilarse».

¿Está chocho, entonces? En todo caso, no del todo. Lo prueba el hecho de que se negara a seguir los consejos sobre Economía -que no económicos- de Carlos Solchaga.

Su frase más famosa: La que pronunció ante el tribunal que lo juzgó tras el asalto al cuartel de Moncada, en 1953: «La Historia me absolverá». De haber tenido facultades de predicción, habría dicho algo diferente, aunque parecido: «La Historia me absorberá».

Su frase más inteligente: «Iré al infierno. El calor será insorportable. Pero resultará menos doloroso que haber esperado durante tanto tiempo el cielo de las promesas incumplidas» (1995).

Su frase más tonta: «El trabajo de gobernar es muy duro, muy difícil, muy amargo y muy tenso. Yo no creo que haya mucha gente que quiera hacerlo voluntariamente» (1994). Teniendo en cuenta que lleva medio siglo dedicado a la actividad política -o sea, coexistiendo con la ambición de Poder, repugnantemente humana-, esa frase sólo puede ser demostrativa o de una enorme estupidez o de un perfecto cinismo. Y Castro, en todo caso, no es un estúpido.

Su crítica más curiosa: «La costumbre de Juan Pablo II de besar el suelo de los aeropuertos me parece demagógica. La tierra es la misma en Roma, en Africa o en América. Y, por lo demás, no es muy higiénico besar un suelo sobre el que tantos militares han desfilado apenas unos minutos antes». (1994).

¿Cuándo queda mejor la imagen de Castro? Cuando se la compara con la de la mayoría de los anticastristas.

Se le ha acusado de tener extrañas relaciones con el narcotráfico. Es absurdo. Téngase en cuenta que él es autor de la consigna «¡Cuba sí, yonquis no!».

La verdadera fórmula de Cuba Libre: No se pone Coca-Cola, porque casi siempre es una lata. Se sirve sólo ron a los amigos y amigas, y se charla libremente, diciendo cada cual lo que piensa. Eventualmente, puede prescindirse del ron. (Nota: de lo que no puede prescindirse, para que pueda hablarse de Cuba Libre, es de la libertad de expresión).

Javier Ortiz. Zooilógico, El Mundo (22 de octubre de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de septiembre de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1995/10/22 08:00:00 GMT+2
Etiquetas: fidel_castro zooilógico 1995 el_mundo cuba | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)