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1990/10/29 07:00:00 GMT+1

Varias hipótesis y un sólo Gobierno

La primera y principal de las coaliciones de gobierno que autorizan los resultados de ayer es la que conduciría a repetir la fórmula de los últimos cuatro años. Hay motivos para sospechar que será también la primera que considerará el candidato del partido de la mayoría relativa, José Antonio Ardanza.

La excelente disposición que el PSOE mostró hacia el PNV hace escasas fechas al facilitar su acercamiento al Consejo General del Poder Judicial, cerrado a formaciones de mayor peso a escala estatal, indica que, aunque en el escaparate electoral se hayan estado enseñando los dientes durante un par de semanas, las relaciones entre los socios del gobierno en funciones siguen siendo francamente fluidas.

Queda por ver qué exigencias planteará este PNV en ascenso al descendente PSE-PSOE para compensar en términos de poder la pérdida de imagen que le supondría renunciar a promover una coalición gubernamental de signo nacionalista. Y habrá que ver también entonces si los socialistas estarán dispuestos a pagar esa factura. Es ése el único resquicio por donde podría llegar a quebrarse la perspectiva de continuidad de la coalición.

En contra de lo que muchos creen, José Antonio Ardanza no ha descartado otras variables de coalición. Para empezar, porque las necesita como factor de presión sobre el propio PSOE y, aunque simpatice poco con las hipótesis que hablan de unidad del nacionalismo, tampoco puede desconocer que ésa es la vía que resulta más «natural» para buena parte de la base nacionalista.

En lo concerniente a Eusko Alkartasuna, el obstáculo con que tropieza el PNV tiene nombre propio: Carlos Garaikoetxea. Es poco probable que Ardanza esté dispuesto a compartir gabinete con quien hace tan poco protagonizó la escisión de las huestes peneuvistas.

Pero Garaikoetxea, tras afirmar que su persona nunca constituiría obstáculo para la unidad nacionalista, no ha tardado en aclarar que se refería tan sólo a las negociaciones, no al posible gobierno. Si EA debe estar, quiere ser personalmente él quien lo haga, y que nadie se lo reproche: ¿qué papel podría jugar Eusko Alkartasuna en Ajuria Enea, enfrentada a la poderosa maquinaria del PNV, si no puede contar con la presencia de su presidente?

Es ésta, pues, una combinación posible, pero dificultosa. Carlos Garaikoetxea habrá de afrontar en los próximos meses encrucijadas decisivas para su carrera política.

A cambio, Euskadiko Ezkerra se presenta como un perfecto tercero... en concordia: un socio cómodo para todas las combinaciones. Con todas en las que no aparezca, claro está, HB, que es la auténtica –la única– béte noire del partido de Kepa Aulestia.

Herri Batasuna ha presentado en el curso de la campaña un proyecto de unidad gubernamental nacionalista, EE excluida.

Es más una perspectiva estratégica, destinada en parte a que sus propios seguidores vayan viendo que asuntos como ése son planteables, que una idea con pretensiones de realización inmediata.

La inviabilidad del proyecto de HB no debe ocultar, sin embargo, un hecho de interés: que la base política que propone para ese gobierno está integrada por puntos que figuran en los propios programas del PNV y de EA.

Sería muy interesante que los destinatarios de la propuesta declararan si estarían dispuestos a convertir eventualmente esos puntos de sus programas políticos en programa común de gobierno. ¿Aceptaría el PNV bajar el derecho de autodeterminación del armario de la retórica al terreno de los proyectos inmediatos? Saberlo aclararía no poco el panorama político.

Javier Ortiz. El Mundo  (29 de octubre de 1990). Subido a "Desde Jamaica" el 20 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1990/10/29 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1990 ardanza elecciones_euskadi el_mundo pnv | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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