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2003/11/25 06:00:00 GMT+1

¿Vale la pena?

Asistí anoche a la conferencia que pronunció Iñaki Anasagasti en el Club Siglo XXI. El público, el del Club Siglo XXI: una exhibición de trajes grises con corbata rojas y azules para ellos y una cierta cantidad de vestidos de chaqueta de colorido discreto para ellas, escasas en número. Llegué con el acto recién iniciado, así que me perdí una parte de la alocución introductoria de González de Txabarri (que, según deduje de su parte final, se había centrado en las alabanzas de rigor).

Anasagasti se había preparado su intervención. Tal vez demasiado, porque, para que le cupiera exponer en la hora reglamentaria todo lo que traía escrito, hubo de adoptar una velocidad de lectura más que notable. Si a eso se añade que el texto era verdaderamente denso, sin concesiones literarias ni anécdotas relajantes, resultó evidente la dificultad del público para mantenerse a flote sobre el torrente de ideas. El portavoz parlamentario del PNV hizo un recorrido histórico por las etapas del nacionalismo, comenzando por la derrota de la causa carlista y la traición de Bergara, examinando el sentimiento de frustración de la población autóctona de finales de siglo, traumada por la hostilidad del poder político centralista y el auge arrollador de una industrialización salvajemente manchesteriana, recreando el ambiente en el que surgió y prendió con fuerza tanto la ideología sabiniana como el nacionalismo político, contando cómo fueron los pasos de éste durante el primer tercio del siglo XX, haciendo breve recuento de los aciertos y los errores de la II República, dando cuenta del golpe tremendo que representó el franquismo, insistiendo en cómo el nacimiento de ETA fue el fruto conjunto de la brutal represión franquista y de la enorme popularidad que encontraron en la juventud los idearios del nacionalismo tercermundista y del comunismo guerrillero... ¿Sigo? La Transición, el papel del PNV durante la misma, su parcial respaldo y sus reservas hacia el modelo de nuevo Estado dibujado por la Constitución y por la realidad contante y sonante, sus apoyos al PSOE, primero, y al PP, después, los intentos de lograr una salida negociada a la violencia de ETA, su demostración de que el llamado «conflicto vasco» no sólo es anterior, sino más amplio y más hondo que el problema representado por ETA...

Explicar todo eso -y un puñado más de cosas- en el plazo de una hora sería misión casi imposible en todo caso. Pero si además te hallas ante un público que en su mayor parte no tiene ni pajolera idea de lo que le estás contando, que tampoco le parece muy buena idea enterarse, porque lo mismo eso le obliga a replantearse algo, y que además ha acudido a la conferencia para ver de cerca cómo es un cerdo separatista... entonces vas bueno. Añade a ese panorama un buen puñado de periodistas a la caza de un titular, o de una frase que convenientemente extraída del contexto resulte escandalosa, y ya tienes a mano el conjunto de factores demostrativos de que hubiera sido mejor dar otra charla o, como diría Brassens, «ne pas parler du tout», o sea, agradecer la invitación a la presidencia del Club Siglo XXI y decirle muy amablemente que quizá en otro momento.

Abandoné el Club Siglo XXI preguntándome si tiene sentido explicar estas cosas a las grandes masas, que se decía antes, del pueblo español. Están intoxicadas hasta los tuétanos. Mientras me tomaba una cerveza en el propio Club, al final, me vi en la obligación surrealista de explicarle a un señor -que no supe quién era, pero que se ve que él sí sabía quién era yo- que lo que me estaba diciendo sobre los planes peneuvistas de «imposición violenta» del plan Ibarretxe me recordaba al chiste del millón de personas que va llorando por un camino. «¿Qué os pasa?», preguntan a uno. «Que nos han pegado», responde. «¿Quién?». «¡Diez desalmados!», contesta. «¿Diez? ¿Cómo van diez a pegar a un millón?». «¡Es que nos han rodeado!», replica el otro.

¡El nacionalismo vasco imponiendo por la fuerza sus planes al Estado español! Sí, hombre; manda a la Ertzaintza a tomar por asalto la División Acorazada Brunete.

Y te cuentan eso después de que el Ministerio haya mandado a la Guardia Civil a que haga «maniobras de entrenamiento» en Euskadi, como si fuera la cosa más normal del mundo.

Mis profundas dudas sobre el interés del esfuerzo que se tomó Anasagasti -cuyo discurso podía y merecía ser objetado en varios de sus extremos, cosa que yo habría hecho, de ser otro el ambiente- se extiende a buena parte de los afanes que yo mismo despliego por estos pagos mesetarios. No es que no haya peor sordo que el que no quiere oír; es que no hay nada más tonto que ponerse a dar explicaciones muy sesudas y educadas al que enarbola una buena estaca esperando que te pongas a huevo.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (25 de noviembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/11/25 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: anasagasti españa madrid pnv 2003 euskal_herria euskadi apuntes | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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