Excelente acogida a Saramago en el Ayuntamiento de Barcelona: abarrotado su histórico salón de juntas, tuvieron que disponer dos salas complementarias, provistas de grandes pantallas de vídeo que retransmitían el acto. Tras mi presentación -los diez minutos que me habían pedido-, José dictó su conferencia, titulada Un mundo en transformaciones. Con su conocido hablar pausado, sin alzar jamás el tono, sin más recurso que algunos toques de ironía dejados caer por aquí y por allá, sin ningún papel de apoyo, desgranó su visión del momento político internacional. Sé por qué no llevaba papel: tiene un esquema mental muy trazado, su memoria es excelente y se atiene a una disciplina expositiva espartana. Tan claro tiene el hilo de su discurso que, cuando se aparta momentáneamente de él, avisa: «Y ahora, a modo de paréntesis, viene a cuento una anécdota...», o bien: «Perdonen ustedes si, a modo de digresión...».
La tesis que defiende José parte de una constatación: hace semanas que apenas nadie habla de globalización (o de mundialización, al modo francés). ¿Tal vez la realidad ha experimentado cambios fundamentales? ¿Se han movido los pilares del orden mundial? No. Se han hecho más visibles algunos hechos preexistentes que los analistas críticos tendían a menospreciar, y se han difuminado determinados rasgos cuya importancia se estaba exagerando. No era verdad -insiste José- que el capitalismo se hubiera desentendido de sus rasgos nacionales y funcionara ya como un solo tinglado sin bandera a escala de todo el planeta. El gran capitalismo norteamericano, con los fabricantes de armamento y la industria del petróleo al frente, se han hecho cargo por completo del poder político, mandan ya sobre la Casa Blanca sin mediaciones, y han puesto en marcha su maquinaria para hacerse con el control del globo. Irak es sólo un primer objetivo. Lo quieren todo.
Éste es un muy breve y tosco resumen de la parte expositiva (o descriptiva) de la conferencia de Saramago, que luego pasó a explicar la urgente necesidad de rebelarse contra ese estado de cosas en defensa de la raza humana, sobre la que esa gentuza está dispuesta a pasar sin miramientos.
Retengo del hilo argumental de José algunas ideas en las que, como saben quienes me han escuchado en mis últimas conferencias sobre la Prensa y la guerra, también he venido insistiendo: las técnicas globalizadas de la manipulación son universales; los intereses de los diferentes consorcios no están ni mucho menos homologados. Hay un solo capitalismo, en tanto que sistema, pero hay varios frentes capitalistas (e imperialistas) con intereses diferentes y, por lo tanto, eventualmente contradictorios. Cualquier dibujo simplista de la realidad contribuye a desdibujarla.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (6 de marzo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 5 de marzo de 2017.
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