Un buen puñado de lectores y lectoras del apunte de anteayer en este Diario -o de mi columna de ayer en El Mundo- me han escrito para hacerme una pregunta aclaratoria. Una pregunta que es ya vieja para mí, por nueva que sea para quienes me la formulan. Me instan a que aclare si, cuando digo que todas las ideologías deben gozar de libertad, me refiero también a los planteamientos ideológicos de signo nazi, fascista, racista, antisemita, etcétera.
A lo cual sólo puedo responder que, si digo «todas las ideologías», es porque quiero abarcarlas todas, sin excepción. En consecuencia, incluyo el nazismo, el fascismo, el racismo, el antisemitismo... y cuantos otros idearios se me quiera citar.
Soy hostil por principio a la prohibición de ideas. Defiendo que todas, incluidas las más aberrantes, puedan ser libremente defendidas.
Y libremente atacadas, por supuesto.
Personalmente, no veo qué podría ganar con la prohibición de tales o cuales ideas. Quien crea en ellas, que lo diga, y que trate de justificarlas. Me interesa ver cómo lo argumentan. Me interesaría así fuera sólo para ver por qué flancos atacan, para saber por dónde creen que flaqueamos más sus enemigos.
Convendrá tal vez que precise, no obstante, que estoy refiriéndome a la exposición de idearios, no a la incitación directa a la comisión de crímenes. No es lo mismo tratar de teorizar la supuesta superioridad de la raza blanca que convocar al vecindario para que nos acompañe a cazar inmigrantes negros o árabes. Lo primero es un planteamiento ideológico (imbécil, pero ideológico); lo segundo desborda por entero los límites de la libertad de pensamiento para situarse de lleno en el terreno de la incitación al delito.
«No siempre resulta fácil trazar la frontera entre lo uno y lo otro», se me objetará. Y es verdad. A veces todo tiende a enmarañarse terriblemente.
Pero será imposible acertar con el tratamiento correcto de cada caso concreto si no se tienen claros los principios generales.
Empezando por ese criterio rector: la libertad de todos no gana nada con la prohibición de las ideas de nadie.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (14 de marzo de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de marzo de 2017.