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2000/10/24 06:00:00 GMT+2

Una conversación

Ayer almorcé con alguien que está muy al tanto de los entresijos de la política vasca. Lo que me contó no estaba destinado a ser publicado, así que optaré por no identificarlo. Sólo diré sobre su persona -la precisión es importante- que no milita en ningún partido.

Mi interlocutor se mostró muy preocupado, y no sólo por las mismas razones que lo está la mayoría. Le inquieta también que todos los análisis que se hacen sobre la actualidad política vasca se basen en diferentes combinaciones de los mismos elementos: PP, PNV, PSOE. En su criterio, se está menospreciando lo que sucede en el interior del MLNV (o de HB, o de EH, que viene a ser lo mismo, a estos efectos), pese a que es -así lo cree él- del mayor interés. Afirma que hay en estos momentos dentro del MLNV una importante pugna entre, de un lado, los sectores partidarios del cese de la violencia abertzale (en sus dos variantes: ETA y kale borroka) y, del otro, los que creen que esa violencia debe seguir, o incluso intensificarse y ampliar su radio de acción. Los primeros son más numerosos -dice-, pero carecen de propuestas viables, materializables, que les permitan tomar la iniciativa y canalizar hacia la vía pacífica al conjunto del movimiento.

Me cuenta que los más irreductibles de ETA están envalentonados. Gracias al robo de explosivos que hicieron en la Bretaña francesa, poseen un muy importante stock de dinamita. Tampoco tienen ningún problema de voluntarios: la cantera de la kale borroka les proporciona muchos más aspirantes a activistas de los que necesitan. Además, han conseguido establecer una estructura orgánica más ágil y más segura, mucho más difícil de detectar y, desde luego, de infiltrar. Por decirlo brevemente: no se sienten nada impresionados cuando oyen a Aznar prometer que acabará con ellos.

En esas condiciones, no ven por qué habrían de aceptar las demandas de tregua que salen de las propias filas del MLNV. Menos aún si se tiene en cuenta que quienes formulan esas demandas carecen de un plan B real y practicable, que no equivalga en último término a una rendición pura y simple.

«Hay que lograr que quienes son partidarios de la paz dentro del MLNV tengan algún horizonte concreto que proponer a sus bases, de modo que sean capaces de poner en marcha una marea interna que los fundamentalistas no puedan contrarrestar», me dice. Y añade: «El PNV y el PSOE, junto con EA y IU-EB, deberían arreglárselas para facilitar los planes de esa gente».

Le respondo que su pretensión es de casi imposible cumplimiento, muy especialmente porque el PSOE, en las condiciones actuales, no podría tender una mano a nadie que tenga nada que ver con el radicalismo abertzale, so pena de dilapidar buena parte de sus activos en el resto de España.

Asiente: «Sí, es muy difícil. Quizá imposible. Pero, o se pone en marcha algo así, o dentro de muy poco ETA pasará a estar controlada por las nuevas hornadas de activistas, forjados en el disparate de la kale borroka. Y ésa es gente especializada en no atender a razones de ningún tipo. Son todavía peores. Con ellos al frente de ETA y del MLNV, el conflicto puede prolongarse hasta el infinito».

«Nada indica que no vaya a hacerlo», repliqué.

«De acuerdo. Pero hemos de hacer todo lo posible para evitarlo», concluyó él.

Nos despedimos.

Me quedé pensando cuán fácil es que «todo lo posible» resulte insuficiente.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (24 de octubre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 20 de abril de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/10/24 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2000 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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