Casi todos los medios de comunicación españoles han puesto el mismo titular a la noticia: «Un tanque israelí mata a un niño palestino».
Curiosa coincidencia.
Que yo sepa, los tanques no matan por iniciativa propia. Ni siquiera los israelíes. Les pasa lo mismo que a los revólveres: alguien tiene que accionarlos. ¿Os imagináis un titular de prensa que rezara: «Un revólver ruso mata a un viandante madrileño»?
Se me dirá que las licencias literarias de ese estilo son a veces admisibles. ¿Acaso no se escribe, por ejemplo: «Un camión arrolla a cinco transeúntes y se estrella contra un escaparate»? Sí, se escribe, y es correcto. Pero es correcto en la medida en que fue el camión, en concreto, el que arrolló a los transeúntes y se estrelló. En el caso de la noticia que comentamos, el tanque no hizo nada de nada. El niño no murió atropellado. Fueron las balas disparadas por los soldados israelíes las que acabaron con su vida. Que se desplazaran en tanque, en jeep o en moto da exactamente lo mismo. Presentar lo ocurrido como lo ha hecho buena parte de la prensa española viene a ser como si un comando de ETA disparara contra alguien desde un coche y al día siguiente los periódicos titularan: «Un coche mata...».
Pero eso no lo escribirían nunca. Porque los periódicos españoles no tienen el menor interés en quitar hierro -o plomo- a los crímenes de ETA.
En cambio, Israel se beneficia de todas las licencias. Hasta de las literarias.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (3 de marzo de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 5 de marzo de 2017.
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