Incluso una vista judicial injusta, de ésas que resultan de la aplicación del Derecho Penal del enemigo al que me referí ayer, puede realizarse manteniendo las apariencias y haciendo como si se tratara de una actuación judicial ortodoxa. La que está teniendo lugar en la Casa de Campo de Madrid no guarda las más mínimas formas. Aparte de demostrar a cada paso que los magistrados que juzgan son tan chapuceros como el que instruyó la causa -ha resultado ejemplar al respecto el episodio de las cajas de cartón numeradas en las que supuestamente se guardaban algunas pruebas, que fueron sacadas a pasear anteayer y no hubo manera de encontrar en ellas lo que se buscaba, y reaparecieron ayer con el contenido deseado y la misma numeración... ¡sólo que no eran las mismas!-, es realmente escandalosa la animosidad que evidencia la magistrada que preside la vista oral, que no se corta un pelo a la hora de mostrar su desprecio por las personas sometidas a juicio. «El declarante no va a decir nada más porque no tenemos ningún interés en oír nada más», zanjó ayer varias veces con un tono de chulería inaudito (empleando siempre un "nos" mayestático que no podía referirse al conjunto de los miembros del tribunal, porque no les consultaba nada).
Y luego, los momentos estelares, como la lectura del informe policial incriminatorio que aportaba como prueba de la maldad de uno de los acusados su participación en una coral que, según la Guardia Civil, «actuaba con una concepción de Euskal Herria similar a la defendida por KAS». Como si cantar tales o cuales composiciones de autores tan definitivamente rojo-separatistas como Guridi y Sarasate pudiera hacerse desde concepciones de Euskal Herria muy variadas... y como si tener tal o cual concepción de Euskal Herria pudiera constituir delito. Puestos a superarse a sí mismos, también llegaron a exhibir como pieza de convicción contra un acusado el hecho de que guardaba mapas turísticos de varios países latinoamericanos.
Todo lo cual podría tomarse como motivo de chirigota si las peticiones fiscales basadas en la más pasmosa endeblez y montadas sobre unas construcciones ideológicas disparatadas no corrieran el riesgo de convertirse en años de cárcel para los acusados.
Un dato que no ha sido suficientemente valorado: ayer, en una entrevista que le hicieron en Euskadi Irratia, Arnaldo Otegi dijo con bastante claridad que, mientras sigan produciéndose juicios como éste, que revelan que la izquierda abertzale es perseguida haya o no haya armas de por medio, que nadie espere que ETA declare ninguna tregua. No aplaudo esas palabras, ni mucho menos. Me limito a decir que convendría tenerlas en cuenta.
Zapatero está hablando mucho, pero está haciendo muy poco. Casi nada. Y eso es importante.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (23 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de noviembre de 2017.
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