Todos los sucesos políticos de relevancia que se presentan en vísperas de elecciones influyen, quiérase o no, sobre éstas. No obstante, la detención de José Javier Zabaleta, «Baldo» -que no «Waldo»: se trata de un apodo familiar, no de un nombre de guerra-, parece que era ya, de origen, una operación que añadía a las evidentes motivaciones policiales una buena dosis de intencionalidad política con perspectiva electoral. El hecho de que las autoridades francesas no hayan acertado a explicar por qué la detención se ha realizado en estas fechas, cuando tenían localizado a Zabaleta desde tiempo ha, refuerza la sospecha de que en este caso el gobierno de París ha puesto en marcha sus servicios policiales empujado por presiones españolas, y que éstas se habían agudizado, precisamente ahora, por específicas razones de coyuntura política.
El gesto apunta indudablemente contra las expectativas electorales de Herri Batasuna, que es la bestia negra del Partido Socialista en Euskadi y el objetivo contra el que dirige sus más acerados -dardos políticos.
En la actualidad, el conjunto de la propaganda de HB se centra en la necesidad de que el llamado «problema vasco» encuentre una salida negociada, no policial. La negociación es ya para HB mucho más que un lema de agitación: es el fundamento y el leit motiv de toda su política. Y su entorno social es especialmente sensible a ello: cada atisbo, incluso cada rumor sobre la posibilidad de que se reanude la negociación entre ETA y el Gobierno español, refuerza la moral de los seguidores de HB y su convencimiento de que la propia plataforma política está llamada a cubrir funciones de importancia histórica. Lo cual tiene, por supuesto, su correspondiente traducción electoral.
Pero el proceso -y esa es justamente la cuestión en la que el Gobierno de Madrid parece querer incidir- puede volverse del revés: si el horizonte negociador se desdibuja, crece de modo inevitable el desánimo y la frustración en las filas del radicalismo abertzale, y las urnas deben dar también cuenta de ello.
La detención de José Xabier Zabaleta, por lo que tiene de reafirmación de la «solución policial», representa -amén, por supuesto, de un duro golpe contra, la dirección de ETA también un torpedo que busca la línea de flotación de HB, con destino a las urnas del próximo 28 de octubre.
Tanto más cuanto que José Xabier Zabaleta era, al decir de los expertos, quien parecía destinado a patrocinar dentro de la dirección de la organización armada vasca las posiciones más dúctiles de cara a la negociación con el gobierno de Madrid.
Javier Ortiz. El Mundo (25 de septiembre de 1990). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de septiembre de 2010.
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