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1999/04/21 07:00:00 GMT+2

Un cierto aire a Milosevic

José María Aznar está aprovechando el conflicto de Yugoslavia para alertar una y otra vez a la opinión pública sobre lo peligroso que es el «nacionalismo excluyente». Todo el mundo ha captado la advertencia implícita: quiere decir que se empieza como Arzalluz y Pujol y se puede acabar como Milosevic.

La admonición del presidente del Gobierno ha sentado como una patada a los nacionalistas vascos y catalanes. Los unos y los otros se han apresurado a subrayar que el nacionalismo de Milosevic se caracteriza por ser lo que suele denominarse «nacionalismo de gran nación», esto es, de nación con Estado, de nación que quiere encerrar a otras -o mantenerlas encerradas- bajo las fronteras de su Estado. «Nosotros no tenemos Estado; es España la que tiene Estado. Nuestro caso no es el de los serbios», argumentan, «sino el de los kosovares».

Comparación que tampoco ha caído muy bien, que digamos, en la otra parte. «¿De cuándo a aquí kosovares?», han clamado ipso facto los aludidos. «¿Quién os está obligando a abandonar vuestras casas? ¿Quién os echa de vuestro país? ¡Nadie! ¡Sois vosotros, los que, unos con violencia terrorista, otros con exclusivismo lingüístico, estáis expulsando a muchos fuera de vuestro territorio!».

Supongo que todos habríamos salido ganando bastante si Aznar no hubiera tenido el mal gusto político y el desatino intelectual de parear las realidades políticas de Yugoslavia y de España. Trazar ese abracadabrante paralelismo apoyándose en que tanto aquí como allá existen «nacionalismos excluyentes» es una frivolidad: todo nacionalismo es, en una u otra medida, excluyente; también el español, y el francés. Tampoco es mucho más riguroso comparar a Euskadi y Cataluña con Kosovo apelando a que ninguno de los tres países tiene Estado propio. Me recuerda al viejo chiste: «¿En qué se parecen un buey, un buzón de correos y un autobús? Solución: en que ninguno de los tres ha hecho la primera comunión».

Kosovo, Cataluña y Euskadi se parecen como una castaña y dos huevos.

Lo que sí puede afirmarse con respecto a las disputas nacionales que existen entre nosotros es que los contendientes se parecen a menudo a Milosevic. La altanería con la que algunos claman que la unidad de España es «intangible» tiene un franco aire milosevique. Y los expeditivos métodos con los que algunos otros pretenden la homogenización cultural-nacional de sus poblaciones, también.

Pero eso no sucede porque España y Yugoslavia se asemejen. Son los personajes los que guardan un cierto parecido. Porque todos los dogmáticos se dan un aire.

Javier Ortiz. El Mundo (21 de abril de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de abril de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/04/21 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: milosevic españa cataluña kosovo 1999 nacionalismo aznarismo preantología yugoslavia euskal_herria guerra euskadi aznar el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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