El arcipreste de Irún, José Ramón Treviño, rechaza ahora lo que afirmó hace cuatro meses y niega que cuando cobijó a Rekarte y Galarza supiera que eran militantes de ETA. Gran revuelo.
Parece evidente que en alguna de las dos ocasiones ha faltado a la verdad. ¿Qué deberá hacer la Audiencia Nacional? ¿Habrá de dar por buena la primera declaración y condenarle, o ajustarse a la última y absolverle?
Creo yo que las cosas no tienen por qué ser tan tajantes. Tal vez la verdad esté deambulando, errática; entre las dos declaraciones. Puede que Treviño no supiera que Rekarte y Galarza eran de ETA, pero que lo sospechara -de ahí que les exigiera que se marcharan a la mañana siguiente, y que, sometido a presión por la Guardia Civil en los interrogatorios, optara por admitir su responsabilidad con tal de salir del infierno. Porque ese infierno existe: lean, si no, el apartado que dedica a España el último informe de Amnistía Internacional y lo que dice sobre interrogatorios y torturas.
Situadas en la tierra de nadie del saber y el sospechar, las dos declaraciones de Treviño pueden deberse a su paso por dos estados de ánimo diferentes: propio el primero de quien quiere que le lleven a la cárcel con tal de que no le sigan interrogando; fruto el segundo de quien, una vez serenado, entiende que no hay razones objetivas que justifiquen su permanencia en prisión.
El dilema ante el que se encuentra el Tribunal -¿cuál de las dos versiones creer?- no es culpa de Treviño, sino de quienes lo juzgan sin más base que su autoinculpación.
Me viene a la memoria un precedente. Se produjo en el curso de los tristemente célebres procesos de Moscú, cuando Nicolai Bujarin fue acusado por Stalin de traición a la URSS. Él había admitido los cargos para evitar que su mujer y su hijo fueran fusilados. Bujarin se dirigió al Tribunal con estas palabras: «Si decís que soy un mentiroso, ¿por qué me creéis cuando me acuso? Basar una condena en la sola autoinculpación del acusado es un principio de la Inquisición Española».
No la resucitemos, por favor.
Javier Ortiz. El Mundo (11 de julio de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 23 de julio de 2010.
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