La clave del caso Filesa está, sin lugar a dudas, en la ópera. Empecé a seguir esa pista ante el descubrimiento de que la Aida del PSOE es donna mòbile donde las haya y su piuma al vento lo ha firmado todo.
Alguien pensará que el nombre de doña Aida no parece el más adecuado al caso, dado el carácter decididamente altruista del personaje de Verdi. Error. Téngase en cuenta que don Giuseppe escribió la obra por encargo del jedive que realizó el canal de Suez. Aida fue así producto de una tajada que se le sacó a una constructora. Profético.
Sin salir de la obra de Verdi, hay más referencias al asunto que merecen citarse. El genio de Roncole escribió también Los salteadores y Un baile de máscaras, dos óperas indiscutiblemente premonitorias del asunto Filesa, y el libreto de F. M. Piave para su Rigoletto -basado, por cierto, en la obra de Víctor Hugo El Rey se divierte- tuvo problemas para salir adelante porque se granjeó las iras del poder político y de sus más celosos fiscales.
Pero hay otros autores operísticos en danza. Giàcomo Puccini aporta al caso, sin duda, su Tosca: no sólo por el título de la ópera, tan adecuado para calificar la trama financiera que nos ocupa, sino también porque este caso no carece de su barón Scarpia -el de Puccini, recuerden, era ministro de Justicia- que miente más que habla y maneja la Ley como le place. De su Madame Butterfly quedémonos con el arranque de la célebre aria: Un bel dí vedremo...
¿Más? Tenemos Los payasos, de Leoncavalo, obra cuyo centenario Txiki Benegas está celebrando con tanto entusiasmo, y la escenificación del Rapto en el serrallo, de Mozart, realizada por el secretario judicial a bordo de un taxi. Clave en la historia es, en fin, el juez Barbero de (los de) Sevilla.
Lo que no cabe decir es que Filesa sea una Opera de cuatro cuartos, como la de Weill. El avance del rastrillo, de Stravinski, retrata mucho mejor el caso.
Javier Ortiz. El Mundo (29 de noviembre de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de noviembre de 2011.
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