Según cuenta el ministro del Interior, Mariano Rajoy, dos de los detenidos en la última operación anti-ETA eran responsables comarcales de la organización ilegalizada Ekin. Apoyándose tanto en eso como en el hecho de que la Policía ha encontrado en el interior de una Herriko Taberna diverso material pirotécnico, del tipo del usado habitualmente en acciones de kale borroka, Rajoy afirmó ayer: «Lo cual demuestra lo que hemos dicho tantas veces: que ETA, Ekin, Haika y las Herriko Tabernas son lo mismo; diferentes nombres de lo mismo».
Pocas horas después, el presidente del Gobierno, de viaje por Noruega, completó la idea, por si alguien no hubiera captado en qué dirección había apuntado su vicepresidente primero: «El entorno de ETA es el que es. De eso no me cabe la menor duda. Otra cosa es que luego haya jueces que consideren que no hay pruebas».
La bicha del uno y el otro -y de tantos más- es, obviamente, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, a la que le están lloviendo los chorreos en razón de sus resoluciones contrarias a los autos de procesamiento dictados por Baltasar Garzón. Éste procesa a tirios y troyanos de la izquierda abertzale basándose en la doctrina gubernamental de que «todo es lo mismo»... y la Sala anula una y otra vez sus decisiones recordándole que, conforme a Derecho, todo no será lo mismo hasta que se demuestre que todo es lo mismo.
Se trata de un asunto delicado, en el que conviene no dejarse arrastrar por el mal llamado sentido común. Nadie les discute a Aznar, Rajoy y Garzón que Ekin, Haika y los responsables de las Herriko Tabernas persiguen los mismos objetivos que ETA. Pero ningún objetivo político es en sí mismo delictivo. Lo que la Ley condena son los medios de los que se sirven ETA y sus cómplices para avanzar en pos de esos objetivos. Para procesar a un separatista vasco no basta con saber que es separatista vasco. Ni siquiera basta con determinar que simpatiza con ETA. Hay que contar con indicios racionales de que ha recurrido a medios ilegales. E, incluso cuando está claro que lo ha hecho, hay que fijar en qué medida. Porque el Código Penal distingue en este campo varios tipos de delito, cada uno condenado con su correspondiente pena. No todo individuo involucrado en un acto de terrorismo ha de ser procesado necesariamente por pertenencia a banda armada: también puede ser acusado de colaborar con ella o de actuar a su servicio, o de provocar, conspirar o proponer la comisión de alguno de sus actos delictivos, etcétera.
Dicho en pocas palabras: no todo es lo mismo.
Rajoy se apoya en que dos de los detenidos en la madrugada de ayer eran jefes locales de Ekin. El argumento podría esgrimirse en una charla de barra de café, pero no pinta nada en un auto judicial. Ni siquiera en las declaraciones de un ministro. Por las mismas cabría decir que, puesto que casi todos los principales responsables de los GAL resultaron ser destacados militantes del PSOE, GAL y PSOE eran «todo lo mismo» y que, en consecuencia, el PSOE debería haber sido ilegalizado y todos sus dirigentes -incluido el ex diputado Garzón- procesados.
No descarguen su incapacidad probatoria sobre los hombros de jueces que lo único que pretenden es atenerse a la Ley, aún a costa de ganarse la misma impopularidad que me gano yo escribiendo estas cosas.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (15 de junio de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.
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