Seré breve, porque dar muchas explicaciones sobre lo evidente es insultar la inteligencia de quien lee.
El PP dice que su partido no tiene nada que ver en el escándalo de Madrid, que todo lo que involucra a gente de sus filas es pura casualidad y que la única responsabilidad es del PSOE, que fue el que metió a Tamayo y Sáez en la candidatura. ¡Fruto de la casualidad que Tamayo no parara de llamar en las horas críticas a un abogado y que ese abogado no parara de llamar al máximo dirigente del PP madrileño! Explica el abogado que hizo cuatro llamadas a la misma persona en el plazo de pocas horas... para preguntarle si iba a asistir a su boda. ¿Qué pasa, que las tres primeras veces le contestó: «Ay, chico, no sé, llámame más tarde y te lo digo»? ¿Y cada una de las veces tardó varios minutos en decirle eso?
Entretanto, el PSOE adopta un aire de mucha pena y dice que sí, que es verdad, que cometió un error y que lo reconoce, pero que no puede hacer más.
¿Cómo que no puede hacer más?
Que cometió un error -dos, en realidad- está tan claro que se ve mal cómo podría dejar de reconocerlo.
No basta con eso. Lo que interesa es saber por qué cometió ese error. Qué clase de méritos había percibido en Tamayo y Sáez y en razón de qué, conociendo su trayectoria -porque la conocía-, no sólo no se alejó de ellos, sino que los metió hasta la cocina.
No me extiendo. Es evidente que no hace falta.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (30 de junio de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de junio de 2017.
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