Yo no sé si a Hicham Madari, el ex colaborador de la monarquía alauí que ha aparecido muerto a tiros en un aparcamiento de Marbella, lo han asesinado los servicios secretos marroquíes. Ni lo sé ni creo que llegue a saberlo jamás.
Tampoco sé si es verdad que contaba con pruebas de diversas actividades ilícitas del rey de Marruecos, como pretendía (como contó, de hecho, en una larga carta abierta a Hassan II publicada como anuncio de página entera en The Washington Post en junio de 1999).
Lo que sí sé es que había sufrido ya dos intentos de asesinato en los últimos meses, uno de los cuales lo condujo directamente al quirófano con tres balas en el cuerpo. Y que esos atentados fueron obra de gente muy bien informada, puesto que sabía dónde se ocultaba Madari, que funcionaba con documentación falsa y medidas de seguridad muy estrictas.
Pero, de las muchas cosas que ni sé ni entiendo de este asunto, hay una que me sorprende más que todas las demás juntas.
Veamos. Madari estaba procesado en Francia por un presunto delito de falsificación de dinares de Bahrein por un monto equivalente a 350 millones de euros. No calderilla, precisamente. Y, sin embargo, estaba en libertad provisional. Y estaba en libertad provisional pese a que: 1º) El delito del que estaba acusado era gravísimo; 2º) Se sabía que tenía la firme voluntad de huir -la Gendarmería lo sorprendió con documentos de identidad falsos y muy lejos del departamento donde estaba confinado-, y 3º) Era evidente que corría el peligro de ser asesinado.
¿Qué hacía Madari libre? ¿Por qué la Justicia francesa no decretó su prisión provisional?
Pensando en ello, me he acordado del controvertido libro Notre ami le Roi, en el que Gilles Perrault hizo el demoledor balance no ya de una Monarquía culpable de más de 60.000 asesinatos políticos, sino de la colaboración que la oligarquía francesa, dueña de medio Marruecos, ha prestado al mantenimiento de esa tiranía a lo largo de los años. Primero con Mohamed V, luego con Hassan II, ahora con Mohamed VI.
Me pregunto -hay motivos para hacerlo, creo- si la conversión de Madari en presa fácil no habrá sido el enésimo favor que el Estado francés ha hecho a la Monarquía alauí.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (14 de agosto de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de junio de 2017.
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