(06:00 horas)
Son las 03:45. La Ser, que se ha mantenido toda la noche en vigilia, informa del comienzo de los bombardeos sobre Bagdad. Nadie puede afirmar que la máquina de la guerra no esté en marcha ya en otras zonas de Irak, aunque las corresponsalías informan de que todavía no hay movimiento en la frontera con Kuwait.
Media hora después, aparece Bush en televisión. Su discurso es de una beatería estomagante. Si duda tan poco del favor de Dios y de su protección, ¿por qué se lanza a la guerra, en vez de confiar en la divina providencia? Resultan ridículos sus esfuerzos por propalar la idea de que se enfrenta a un enemigo terrible. Tiene todo el aspecto de un matón de 30 años anunciando solemnemente que va a pegar una paliza a un bebé y rezando para que Dios le ayude en la tarea.
Retengo dos frases que deja caer como de paso en su tediosa y ridícula perorata. Una es que su ejército se quedará en Irak todo el tiempo que haga falta: va preparando a la opinión pública para la instauración del protectorado. La segunda: insiste en que Sadam Husein utiliza a la población civil iraquí como «escudos humanos». Es decir, nos anuncia qué excusa manejará a la hora de justificar las víctimas civiles.
Va a empezar el especial de Radio Euskadi. Dentro de un rato me tocará estar en las ondas.
Sabía que esto iba a suceder, pero estoy triste. Casi tan triste como indignado. Es hora de que el nuevo ejército -el que han ido formando durante estas semanas las ciudadanías de tantos y tantos países- empiece también a ponerse en marcha.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (20 de marzo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de marzo de 2017.
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