La anti-salvedad fue obra de Cervantes: «...Y había allí una piara de cerdos, sin mejorar lo presente...». Ganas da de repetirla hoy ante muchos.
La moda que hace ahora furor, y que lleva a la pasarela de la gran cochiquera patria a casi todos los presuntos implicados, consiste en protestar/pretextar horror por las «comparaciones odiosas». A Rafael Vera le molesta que lo comparen con Luis Roldán; a Mariano Rubio le deprime -aún más- que el gran público le haga actuar en la modalidad de parejas con el fugitivo -debe pensar que él es manco-; el alma de Alfonso Guerra se la llevan todos los diablos cuando se le cita como antecedente de Luis Ramallo... Y en fin, last but non least, Su Excelencia don Felipe González se pone como una fiera corrupia ante el menor intento de asomarlo al escaparate junto a Sus Excremencias Carlos Andrés Pérez y Bettino Craxi.
Apelan al refranero y pretenden que todas las comparaciones son odiosas. Pero no se dan cuenta de que, de ser odiosas, lo serán para ellos, que no acaban de verse con la misma falta de entusiasmo con que les vemos casi todos los demás. Si se les compara, es por una razón la mar de simple: porque resultan perfectamente comparables.
En realidad, lo absurdo sería no compararlos. Vera y Roldán eran, ambos dos, mandamases de la Seguridad del Estado, y hoy están, cada uno a su modo, en la reserva activa. Rubio y Roldán también merecen el parangón: los dos protagonizan un episodio de esos que ahora se llaman «casos», y parece claro que son un caso. Guerra y Ramallo se asemejan también, en un punto al menos: en su aburrida contumacia viperina, ágrafo el andaluz, pese a sus ínfulas literarias, desafortunado émulo de Castelar el extremeño.
Pero, si es justo que la opinión pública asocie entre sí a todos los anteriores, mucho más lo es que ponga en paralelo a González, Pérez y Craxi. Hay entre ellos muchas semejanzas y muy escasas diferencias: líderes indiscutibles de sus respectivos partidos los tres; los tres prohombres de la Internacional Socialista; los tres ascendidos al Gobierno en medio de gran euforia y aún mayor esperanza; los tres tan retóricamente ajenos a las codicias mundanas como sospechosamente rodeados de amistades adineradas a partir de su llegada al Poder; los tres íntimos entre sí...
González, CAP y Craxi son casi como tres gotas de agua. ¿Qué los distingue? Formalmente está claro: que al venezolano y al italiano los persigue la Justicia, en tanto el español sigue incólume.
Pero no. Eso es anecdótico. La gran diferencia estriba en que, mientras los otros dos se quedaron sin el Poder, éste lo conserva.
Si González perdiera el trono gubernamental como lo perdieron Craxi y CAP, quizá los problemas con la Justicia le vinieran pronto también a él por pura añadidura.
Javier Ortiz. El Mundo (25 de mayo de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de abril de 2013.
Nota: hoy se cumple el cuarto aniversario del fallecimiento de Javier Ortiz. ¡Te queremos!
Comentarios
Escrito por: kala.2013/04/28 21:43:5.734000 GMT+2
La web seguirá aquí, pero se nos está acabando el material de Javier. Luego ya veremos cómo dinamizar este espacio.
Escrito por: PWJO.2013/04/29 21:33:38.630000 GMT+2