No sé qué dijo exactamente ayer Pasqual Maragall tras su encuentro con Manuel Chaves, porque los medios de comunicación dan noticias que divergen en puntos importantes, pero parece que se declaró partidario de un sistema impositivo estatal homogéneo, que ponga fin a los regímenes forales.
Algún medio sostiene que el president insinuó que las comunidades autónomas que disfrutan de fuero fiscal pagan menos al erario común del Estado que las que no. Soy lego en la materia, pero he oído varias veces a Ibarretxe decir que Euskadi aporta a las arcas centrales tanto como el que más en relación a su renta. Convendría aclararlo. Porque, si es verdad lo que dice el lehendakari, todo lo demás no parece que venga demasiado a cuento.
En todo caso, y al margen de lo que haya dicho o dejado de decir Maragall, el asunto me trae a las mientes una actitud de algunos nacionalistas catalanes -la recuerdo en ciertos dirigentes de CiU, sobre todo- que siempre me ha resultado chocante: su empeño en que ninguna comunidad autónoma tenga ninguna atribución de la que no disponga la suya y, en paralelo, su deseo de que su comunidad cuente con prerrogativas de las que carezcan las demás.
Es chocante. Sobre todo en quien se dice nacionalista (que no es el caso de Maragall). Lo que se supone que le importa a un nacionalista es que su nación obtenga el máximo de aquello a lo que aspira. Si otros pueblos o naciones logran una atención semejante a sus demandas propias, tanto mejor para ellos. No es su problema.
¿A qué viene ese empeño de que se te reconozca asimétrico? Si no estableces medida de comparación, no hay metría de por medio. Te dedicas a lo tuyo, reclamas lo que consideras que te corresponde y que los demás se las ingenien lo mejor que puedan.
Lo de la fiscalidad foral y el cupo tiene, además, su coña suplementaria, porque los dirigentes de Convergència Democràtica de Catalunya rechazaron durante el periodo constituyente la posibilidad de que Cataluña se acogiera a un sistema fiscal similar. No sólo ellos: en general, los representantes de todas las otras comunidades autónomas consideraron que ésa era una peculiaridad exótica -y un tanto engorrosa, en realidad- de los habitantes del solar vasco-navarro. ¿Han cambiado de criterio? ¿Ahora desean funcionar con un sistema fiscal semejante? Empiecen por reconocer que es eso lo que ha pasado: que han cambiado.
Sea como sea, por mí encantado si se generaliza el sistema. Eso que avanzaremos por la vía del federalismo práctico. Siempre que nos aseguremos de que los cupos fijados a cada cual no impiden la solidaridad interterritorial.
Contra lo que me rebelo es contra el localismo de patio de colegio, hecho de envidias infantiles y de comparaciones absurdas y mediocres.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (24 de junio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 4 de junio de 2017.
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