Pregunta en Casablanca el mafiosete Ugarte/Lorre a Rick/Bogart: «Tú me desprecias, ¿verdad?». Y el propietario del célebre «Rick's» le responde: «Si pensara en ti, tal vez te despreciaría».
Cada cual se define no solo por la categoría humana de quienes se rodea, sino también por la de sus enemigos. Hay personajes que, por no valer, no valen ni para enemigos. Pelear con ellos es una pérdida de tiempo. Incluso escuchar lo que dicen. Mucho más tomarlos como punto de referencia, así sea para ponerlos a caldo.
Me ha parecido extraño, y hasta molesto, que personajes de primera línea de la vida política y cultural de Cataluña hayan respondido a las manifestaciones de Mendoza sobre la Diada. No por el contenido de lo que le han contestado, sino porque se hayan molestado en hacerlo. Valía la pena responder a Julio Anguita, porque Anguita lo merece. Anguita, en mi opinión, se equivocó. Pero se equivocó porque tiene capacidad de equivocarse. En el caso de Mendoza, en cambio, no cabe hablar de equivocación. Lo que dijo es el fruto lógico del estado de sus neuronas. Le va al dedillo. Reprocharle haber puesto en circulación semejante sarta de provocaciones es como protestar porque una fosa séptica huela mal.
Entrar al trapo de Mendoza es un error. Hacerle caso es aberrante, pero argumentar contra él también. Equivale a tomárselo en serio.
No tiene razón el dicho. Sí hay enemigos pequeños. Mendoza, sin ir más lejos, es uno.
Javier Ortiz. El Mundo (19 de septiembre de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de septiembre de 2010.
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