El Mundo asegura saber que el PNV va a pedir el «Sí» en el referéndum sobre la llamada Constitución Europea.
La noticia, que aparece hoy, cita fuentes nacionalistas que el periódico no identifica.
Hay que tomarse la información con reservas, puesto que la dirección del PNV tiene aún pendientes varias reuniones destinadas a debatir el asunto.
En todo caso, si fuera ése el sentido final de su decisión, creo que cometería un grave error.
El Mundo asegura que el «Sí» del PNV será «crítico» y «con reservas». Como si eso tuviera trascendencia. El escrutinio de los votos depositados en las urnas no computa ni síes críticos ni noes dudosos. Se cuentan los votos afirmativos, los negativos, los nulos, los que están en blanco y las abstenciones, sin más. Tan síes serían los votos promovidos por el PNV como los recolectados por el PSOE y el PP.
Sé cuáles son los sentimientos históricos del PNV con respecto a la construcción europea y hasta qué punto ha creído siempre en la importancia de una convergencia continental que asiente las bases sobre las que pueda llegar a edificarse una «Europa de los pueblos». Pero la actual UE no apunta por ahí y, en la pobre medida en que lo hace, lo va a hacer con el «apoyo crítico» del PNV o sin él. El modo más eficaz de obligar a los dirigentes europeos a replantearse la vía de construcción europea que están siguiendo no pasa por respaldar sus proyectos, sino por plantarles cara. O por darles la espalda. Si obtienen una mayoría confortable de síes en el referéndum, se sentirán reafirmados en sus errores. Si por el contrario se encuentran con una fuerte tasa de abstención, se verán obligados a dar explicaciones y a tomar medidas que cuenten más con esos pueblos de Europa a los que ni siquiera citan en sus documentos.
El PNV tiene otra razón -doble razón- para no propugnar el «Sí»: estar del lado de sus socios de Gobierno, EA y EB, y no del de los dos partidos de la alternancia al frente del Estado.
Debería aprender de sus errores. Ya ha habido varios referendos en las últimas décadas en los que los dirigentes del PNV creyeron que convenía arrostrar ciertas dosis de impopularidad en aras de intereses más elevados y que luego, con el paso de los años, resultaron un churro del que Euskadi no sacó nada bueno.
Ellos verán. Pero no estaría mal que, antes de decidirse, pulsaran el estado de ánimo de su propia base social. No la veo yo con muchas ganas de dar su apoyo al engendro de Chirac, Berlusconi, Zapatero y compañía.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (1 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.
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