Quien tenga la singular fortuna de encontrar el modo de acceder a la página de entrada de este lugar en la Red -yo no lo logré ayer en todo el día, y la jornada de hoy va camino de lo mismo- verá que allá abajo, casi al final, se dice: «Página creada el 21 de julio de 2000».
Hace hoy justo dos años, sí, del día en que me dejé atrapar en la Red. Y el jueves próximo hará dos años de la aparición del primer apunte del Diario de un resentido social.
Al principio apenas tenía visitantes. Lógico, porque nadie sabía que me había metido en este berenjenal. Luego, poco a poco, gracias al autoanuncio que empecé a incluir al final de mis columnas en El Mundo, fue empezando a aparecer el personal. En cosa de un mes, las visitas ya pasaban de los dos centenares. Últimamente venían rondando el medio millar (en «temporada alta», o sea, en días laborables y con el curso escolar en marcha).
Tengo claro el balance de esta experiencia.
En primer lugar, he adquirido la disciplina de la columna diaria. Llevaba ya muchos años escribiendo todos los días -me dedico a eso-, pero de otro modo. Había hecho toneladas de editoriales sin firma, cientos de artículos, reportajes, críticas... Pero nunca había afrontado la dura prueba de la columna diaria. Ahora sé que puedo hacerlo.
En segundo término, este ejercicio me ha permitido conocer un buen puñado de gente interesante y -lo que no me parece menor privilegio- haber servido de nexo entre personas que antes no se conocían y que ahora son amigas. Algunas de ellas incluso colaboraron durante un cierto tiempo en algunas secciones de la página.
¿Ha tenido inconvenientes esta aventura? El peor de todos, sin duda alguna, la maldición de Mundofree. Ya ni cuento cuántas pirulas me ha hecho. La de ahora mismo está siendo fina: sencillamente, no funciona el servidor. Ni siquiera su propia página.
Debería cambiarme a un servidor solvente, ya lo sé, pero me da una pereza enorme. Odio los traslados. Estoy seguro de que me costaría adaptarme a las normas de funcionamiento del nuevo servidor. Siempre te dicen que todo es sencillísimo y que está hecho de modo que hasta un tonto puede usarlo, pero no es verdad: sólo te das cuenta de que es sencillísimo cuando ya has aprendido cómo funciona. Además, seguro que se me perderían cosas por el camino, yendo de un sitio a otro.
Claro que la alternativa es perder un montón de lectores potenciales. En fin, que no sé.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (21 de julio de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de julio de 2017.
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