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2002/05/19 06:00:00 GMT+2

Sectarios desbocados

Hace ya tiempo que no escucho las tertulias radiofónicas madrileñas. Cuando empiezan, me paso a Radio 5, con la esperanza de que cumpla su promesa fundacional -nunca lo hace- de dar sólo noticias.

Huyo de las tertulias. No veo razón alguna para empezar el día de mal humor.

Todas, sin excepción -unas un poquito más, otras algo menos-, me resultan insufribles. Y, en muy buena medida, intercambiables.

Pero, por el aquel de estar al tanto, casi nunca me pierdo la selección de perlas tertulianas que hace Javier Vizcaíno en Radio Euskadi los sábados por la mañana, a eso de las 10:40, en su programa Cocidito madrileño. Lo escucho en directo a través del espacio que Canal Satélite tiene reservado a las radios, pero cualquiera puede oírlo en diferido y cuando le dé la gana accediendo a la página web de EITB.

La selección de perlas que Vizcaíno presentó ayer en su programa resultó literalmente anonadante. Podéis comprobarlo pinchando en el enlace del párrafo anterior. Veréis -escucharéis- que no tiene desperdicio. Las angustias mitradas de Luis Herrero, enfadado porque Pedro J. había lanzado una andanada contra los obispos, lo que él atribuye a un despecho mediático; los apocalípticos mítines de Federico Jiménez Losantos -convenientemente coreados por Gabriel Albiac- contra la tibieza antipolanquista de Aznar (que, según él, va a facilitar... ¡la conquista para la causa de Arzalluz de la práctica totalidad de los medios de comunicación españoles!); los sanguíneos desvaríos de Carlos Dávila contra Jimmy Carter porque, según dice, simpatiza con el nacionalismo vasco... En serio: todo es de escucharlo y no creerlo.

Pero lo que más profundo estupor me causó del florilegio radiofónico de ayer fue la grabación de una perorata de Amando de Miguel en la COPE, en la que el sociólogo se permitió afirmar -sin que nadie le llevara la contraria- que, aplicando «con rigor» la Constitución, habría que ilegalizar el conjunto de los partidos de ámbito geográfico restringido, porque la Constitución -dice- afirma que los partidos tienen el deber de «representar al conjunto de los españoles» y esos partidos pretenden representar sólo «a algunos».

«¿Será posible?», me pregunté estupefacto, según lo oía. «¿Será posible que un sociólogo no sepa que los partidos -como su propio nombre indica- están para agrupar a los partidarios de algo, es decir, a una parte de los ciudadanos, y no a todos? ¿De dónde se ha sacado este hombre que la Constitución determina que los partidos deben representar a toda la ciudadanía? ¿Cómo cabría obligar a un partido de izquierda a que represente también a la gente de derecha, y a un partido federalista a que asuma la representación de los jacobinos? Si todos los partidos se esforzaran en representar a todos, al margen de ideologías, clases sociales y procedencias geográficas, ¿para qué narices haría falta que hubiera más de uno?».

No salía de mi asombro. ¿Cómo puede ser que alguien alcance tal grado de desvarío argumental... y que otros le permitan que exhiba tan monumental y antidemocrática empanada en un programa radiofónico de elevada audiencia, sin objetarle nada?

Sí, el sueño de la razón produce monstruos. Y el sectarismo desbocado, aberraciones fascistoides con cargo a la Conferencia Episcopal.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (19 de mayo de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de abril de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/05/19 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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