Durante algún tiempo, los portavoces de las multinacionales y del PIO (Partido Internacional del Orden) hablaban del movimiento contra la globalización en tono conmiserativo y perdonavidas: que si «gente utópica, pero bien intencionada», que si «estos nuevos hippies», etcétera.
Tuve hace meses una bronca con un alto ejecutivo bancario precisamente por eso: me soltó en plan paternalista que quienes nos oponemos a la globalización neoliberal les resultamos útiles «para detectar los fallos del sistema y poder corregirlos». ¡Como si el actual reino mundial de la desigualdad fuera una mera disfunción de su tinglado, y no su corolario inevitable!
En todo caso, eso ya se ha acabado. Adiós a las buenas palabras, a los aires conmiserativos y a las palmaditas paternalistas en la espalda. Se han asustado de verdad. Los 300.000 manifestantes de Génova han sido, decididamente, demasiados manifestantes. Y más en estos tiempos, en los que las noticias vuelan y llegan hasta el último rincón del planeta, aunque lleguen falsificadas.
Todo les ha excedido. Las manifestaciones continuas. La determinación de los manifestantes, a los que no lograron amedrentar con sus grotescas medidas preventivas: desde los filtros fronterizos a la conversión de Génova en una ciudad militarizada. Por excederles, les han excedido hasta sus propios excesos: la brutalidad policial; el muerto; los heridos; ellos escondiéndose, acobardados; la policía entrando a bofetadas en un centro de prensa...
Han tocado a rebato. Ya han puesto a sus medios informativos en orden de combate. Preparémonos para la ofensiva.
A partir de ahora, todo el movimiento internacional contra la globalización va a ser identificado con la guerrilla urbana y la kale borroka. Ya no seremos utópicos: ahora nos tocará ser proetarras. Cada vez que haya una manifestación contra ellos, toda la atención mediática estará centrada en quien arme la bronca. Y si nadie la arma, la provocarán ellos. Porque urge criminalizarnos. Convertirán en vedettes a quienes se líen a pedradas para que cada vez haya más gente dispuesta a liarse a pedradas... y menos gente dispuesta a manifestarse pacíficamente.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (22 de julio de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de mayo de 2017.
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