Un canal de cine vía satélite, Showtime, pasó ayer por la noche Rambo III.
Es una verdadera pena que no la emitiera el primer canal de TVE. O Antena 2. O Tele 5.
Recordaré el argumento de la película para los que no la vieran en su día -era mi caso- o no la recuerden, por pura profilaxis mental.
Rambo III (1988) cuenta cómo el ex combatiente de la Guerra de Vietnam John Rambo acude a Afganistán para liberar a quien fuera su jefe en aquella guerra, el coronel Trautman. Éste ha caído en manos de los rusos, que lo están torturando horriblemente para que revele el emplazamiento de unos misiles que los EEUU han puesto a disposición de los combatientes mujaidines. Rambo se planta sobre el terreno y, con la ayuda de los fundamentalistas, destroza medio Ejército de la URSS y libera a su amigo.
Se trata de la tópica película de buenos y malos, maniquea hasta decir basta, pero con la divertida peculiaridad de que los buenos son -aparte de los EEUU, claro- los predecesores del actual Gobierno talibán afgano, presentados en el filme como héroes insuflados por los más nobles sentimientos.
Hay momentos verdaderamente sublimes. Por ejemplo, cuando un guerrillero fundamentalista que se hace íntimo de Rambo le explica que el error más grave que puede cometer un ejército, sea cual sea, es lanzarse a la conquista de Afganistán. «Ya lo intentó Alejandro Magno, y luego Gengis Khan, y fracasaron. Los rusos también fracasarán. Fracasará todo aquel que lo intente», dice. En otra pausa entre combate y combate, otro jefe guerrillero alecciona al supercombatiente norteamericano sobre las razones por las que los guerrilleros afganos son invencibles: «Combaten convencidos de que, si mueren, irán al Cielo». Al final, Rambo y Trautman se despiden de sus amigos afganos con un vibrante «Inch Allah!», emotivo momento en el que la pantalla nos muestra un gran letrero que reza: «Esta película está dedicada al pueblo de Afganistán».
Así era la propaganda bélica norteamericana hace 13 años: benditos talibán, que luchan contra el Mal. De entonces a aquí, los mendas en cuestión han pasado de ser la quintaesencia del Bien a convertirse en la representación más acabada del Maligno. Y eso, ¿por qué? Porque, como Lucifer, se han rebelado contra Dios que, como todo el mundo sabe, reside en la Casa Blanca.
¡Qué bien estaría que todos los canales de televisión emitieran Rambo III antes de que los EEUU sigan los pasos de Alejandro Magno, Gengis Khan y los rusos, pese a la severa advertencia de los guionistas de Stallone!
Y qué bueno sería que los que contemplan la posibilidad de bombardear Afganistán como si fuera una escena de película, ésos que dicen desdeñosamente que allí ya no queda prácticamente nada por destruir, comprendieran que en la tierra de los talibán sí queda algo por destruir, e importantísimo: gente.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (24 de septiembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de junio de 2017.
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