La empresa de publicidad de Miguel Ángel Rodríguez ha realizado por encargo de la fundación FAES, que preside José María Aznar, un vídeo de propaganda política que, por lo que cuenta El Mundo en su edición de hoy, es una porquería de panfleto de agitación que insiste hasta el aburrimiento y con argumentos reduccionistas y falaces en la patética tesis aznariana según la cual la victoria electoral del PSOE el 14-M fue el resultado de una larga y tétrica conspiración de «la izquierda y las fuerzas antisistema» (sic).
El Mundo publica un editorial en el que pone de vuelta y media el vídeo en cuestión y afirma que la utilización de armas políticas tan rastreras como ésa perjudica la imagen de moderación y templanza de Mariano Rajoy. Sin embargo, se dice que el propio Rajoy, acompañado de Ángel Acebes, vio hace algunos días el vídeo y que no sólo mostró su conformidad, sino que lo aplaudió. Lo cual, de ser cierto, obliga a concluir que no es que sea Aznar, con sus obsesiones y su FAES a cuestas, quien mete goles a Rajoy dejándole con el pompis al aire, sino que es el propio Rajoy el que se dedica a tirar los balones contra su propia puerta.
El PP tiene un muy grave problema de liderazgo. Rajoy es un mal presidente. Carece de autoridad. Pero no sólo porque se muestre incapaz de parar los pies a Aznar y obligarlo a dejar de meter las narices donde no debe, sino también, y quizá principalmente, porque carece de criterio propio. No sabe imponerse porque tampoco tiene claro qué es lo que debería imponer. Se habla de su estilo moderado, poco dado al fanatismo, pero ésa es sólo la cara positiva de un carácter básicamente irresoluto, dubitativo, vacilante. Puede ver con buenos ojos a las 7 la idea de moderarse, dar lo pasado por pasado y volcarse en la tarea de reconquistar la parte del electorado centrista que perdieron el 14-M... y a las 8 aprobar una rabieta rencorosa y ultra como la del vídeo de Aznar-Rodríguez. Tiene talante; no línea. Y quien carece de línea no puede marcársela a los demás.
Cuando Aznar llegó a la Presidencia del PP, sabía lo que quería. Lo primero de todo, mandar en su propio partido, lo que le llevó a neutralizar a sus congéneres con ambición de liderazgo, a los que redujo al ostracismo con mano implacable. Lo segundo, sacar partido de las debilidades del mandato de González: la corrupción económica, los crímenes de los GAL, la manipulación de los medios públicos, etcétera. Rajoy no tiene claro nada de eso. Está rodeado de una banda de conspiradorcetes que sueñan con ser califas en lugar del califa, como el gran visir Iznogoud del Pilote, y que hacen lo que les peta. En cuanto a su labor de oposición, sigue una deriva errática: hoy quiere pactar, mañana no quiere ni ver a Zapatero, pasado le reprocha una chorrada, al día siguiente le pasa por alto una pifia de aúpa, al otro se viste de moderado y moderno, al de más allá se deja meter en una gilipollez retrofranquista... Como dicen en mi pueblo, no tiene fundamento.
Lo único que tiene a su favor es el enemigo con el que cuenta, que tampoco puede decirse que sea un genio.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (31 de marzo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de noviembre de 2017.
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