Gran bronca ayer en el Congreso de los Diputados a cuenta del debate de las conclusiones de la Comisión de Investigación sobre Gescartera. El Gobierno y sus amigos se dieron un garbeo por los cerros de Úbeda, por más que no esté el tiempecito para excursiones, y la llamada oposición se enfadó cantidad y gritó consignas tipo mani, como si fuera una oposición de verdad. En plan «reina por un día».
Lo que más cabreó a sus señorías -y en particular a la señoría Isabel López, que empezó a dar gritos como una posesa- es que el portavoz económico del PP dijera que, puestos a citar cuentas bancarias en Suiza, él puede hablar de la que tenían por allí un par de diputados socialistas que traficaban con los beneficios ilegales de Filesa y empresas consortes.
Comprendo muy bien que el grupo parlamentario socialista esté hasta los mismísimos de la tendencia recurrente de los diputados peperos a citarles su pasado colectivo.
-Oigan, que su plan de infraestructuras es un desastre -dice el del PSOE.
-¿Y el «gratis total» de Solchaga, qué? -le replica de inmediato el del PP.
Las huestes del Gobierno tienen comprobado que tirando de la manta felipista consiguen que los de Zapatero se pongan de los nervios. Así que echan mano del presunto argumento día tras día, se hable de lo que se hable.
-La seguridad de los aeropuertos... -empieza el sociata.
-¿Y de Filesa qué me dices, cacho sinvergüenza? -le espeta el otro, feliz de haber encontrado un arma multiusos irrefutable.
A mí me da lo mismo, porque hace tiempo que he renunciado a escuchar un debate parlamentario que valga la pena, pero no sé, digo yo que estaría bien -por el aquel de la dignificación de la sede de la soberanía popular, que le dicen- que los electos del PP argumentaran de vez en cuando recurriendo a los hechos actuales. O sea, que no volvieran siempre al «¡Pues mira que tú!». Que trataran de justificar lo suyo, sin más, a pelo.
A lo mejor se podría. No deberían renunciar de antemano.
Me parece un soberano aburrimiento -ya digo- que los del PP estén a piñón fijo, utilizando siempre el pasado de sus oponentes como arma arrojadiza. Vale que el señor Martínez Pujalte sea su portavoz económico -lo que imagino que quiere decir que no se han gastado gran cosa en su adquisición-, pero podrían pedirle que haga un uso menos rácano de sus meninges.
Ahora: tampoco se puede negar que el filón existe. El pasado del PSOE da para varias legislaturas. Y para medio millón de columnas de prensa. Si no quieren que se lo echen sin parar en cara, ¿por qué no lo liquidan dignamente de una vez? Es un consejo de amigo.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (16 de noviembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de junio de 2017.
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