El Estado va a pagar al PNV un buen taco de millones (de pesetas) -unos 5.000, parece- en compensación por el patrimonio que el régimen franquista le robó al término de la Guerra Civil (más bien al comienzo, en el caso de Euskadi). El PSOE se llevará más. También Unió Democràtica de Catalunya pillará un buen pellizco. Y lo mismo algún otro partido de siglas igual de añejas.
Es positivo que el PP admita, así sea de hecho -y así lo haga sólo para tener contento al PNV-, que el franquismo fue ilegítimo. Pero, salvado ese aspecto de la medida, el resto me parece intolerable. Y no tanto porque las direcciones actuales de esos partidos sean muy dudosamente herederas de las que enarbolaban hace doce lustros sus mismas siglas -que también, en algún caso-, sino, sobre todo, por lo que este asunto tiene de revisión histórica parcial e interesada.
Es una estafa política que los mismos que hace veinte años se apuntaron entusiásticamente a lo que llamaron la reconciliación nacional, cuyo fundamento mismo era la renuncia expresa a exigir a los franquistas responsabilidades por lo que hicieron durante los 40 años de dictadura, quieran que nos metamos ahora en el túnel del tiempo para que el Estado repare agravios meramente pecuniarios y, además, sólo suyos. Ellos, que nos negaron a los demás en 1977 el derecho a pedir cuentas ante los tribunales por asesinatos, por torturas y por encarcelamientos inicuos, algunos de ellos sucedidos muy pocos años antes, quieren que se haga ahora una excepción... ¡con los dineros que tuvieron los partidos que ellos regentan actualmente!
¿Cuántos de ellos llevan en sus cuerpos y en sus mentes las heridas nunca cicatrizadas de la dictadura? ¿Cuántos de ellos perdieron su juventud en una celda? ¿Cuántos siguen con el alma amarrada por los terrores vividos en los sótanos de comisarías o cuartelillos? Salvo un puñado de históricos, apenas hay en la clase política actual nadie que sufriera verdaderamente aquel horror. Los que no descubrieron la democracia tardíamente estaban sacándose algún máster en los EE.UU., o haciendo prácticas en la Administración franquista para cuando les llegara la ocasión de rebautizarla y mandar sobre ella. ¡Y quieren que los que se jugaron el tipo para conseguir la libertad de todos y penaron por ello se queden a dos velas, sin tener ni siquiera la satisfacción de ver castigados a los «asesinos de razones, asesinos de vidas», que cantó Llach, en tanto ellos se llevan unos cuantos miles de millones más, aparte de los que ya afanan vía Presupuesto!
Nos dijeron en 1977: «Ya hay una ventanilla donde se pueden legalizar los partidos. Conformáos con eso». La respuesta más dolida la vi en una pared, en Barcelona: «¿Y en qué ventanilla legalizamos nuestros muertos?», decía. Ahora, más de veinte años después, piden que se abra al fin una ventanilla de reclamaciones al franquismo... pero para su uso exclusivo.
Qué desvergüenza.
Javier Ortiz. El Mundo (31 de diciembre de 1997). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de marzo de 2013.
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