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2003/03/05 06:00:00 GMT+1

¿Qué hemos hecho mal? (y II)

Estoy en Barcelona. Hoy habré de sentarme en el estrado del histórico salón de actos del Ayuntamiento, presentando a José Saramago y siendo presentado a mi vez por el alcalde.

He comentado a los organizadores que lo mismo digo algo a favor de Pasqual Maragall, al que están despellejando por haber declarado que le parecen verosímiles las denuncias de torturas formuladas por los detenidos de Euskaldunon Egunkaria. Les ha parecido muy puesto en razón.

He añadido que lo mismo comento también algo sobre los okupas que protestaban contra la guerra y que han sido desalojados a hostias por la Guardia Urbana barcelonesa del edificio en el que se habían suspendido (porque la cosa iba de cuerdas). Esto ha tenido una acogida francamente menos favorable, tal vez porque la Policía de la Ciudad Condal no responde propiamente a órdenes del PP, ni siquiera de CiU.

Cuanto lío. Me cuesta volver a la reflexión de anteayer sobre lo mal que nos lo hemos montado los vascos -excepciones aparte- a la hora de ganarnos defensores fuera de nuestras fronteras.

Tenía previsto comentar una conversación con un amigo de la izquierda abertzale, que hace algo así como 15 años, cuando le hablé de las reivindicaciones nacionales del País Valenciano (del conflicto que tomó pie en la vieja batalla de Almansa -que a tots alcança-, del papel de los blaveros, de la estúpida disputa lingüística que estaban promoviendo, etcétera), me respondió sin cortarse un pelo: «Oye, pero, eso del País Valenciano... ¿va en serio?».

Seré del todo sincero: conozco poquísimos abertzales de pro que hayan manifestado alguna vez un interés real por algo de lo que sucede en el informe magma denominado España. Todavía en Catalunya... Pero, ¿en Castilla, en Andalucía, en Extremadura, en Murcia o en Canarias? ¿Interesarse por la perversión castellanoide del gallego -por esa cosa que farfulla Fraga, más que nada por no perder la costumbre de torturar-, o por las peculiaridades de la fabla aragonesa, o por el catalán de Mequinenza, o por el asturiano? Estamos tan ocupados denunciando la opresión que sufre el milenario pueblo vasco que no tenemos tiempo para denunciar las opresiones -no menos milenarias, por supuesto- que padecen todos y cada uno de los pueblos que nos rodean.

Para mí que muchos se han dado cuenta de nuestro sistemático ombliguismo. De que, salvo excepciones dignas de gran estima -el chapapote gallego, por ejemplo- sólo nos interesamos por lo nuestro. Y que, probablemente sin ni siquiera pensarlo, nos están pasando factura.

Dicho sea como pintura de trazo gordo. Todo es matizable, por supuesto. Y hay más elementos dignos de consideración. Por ejemplo: también hay en España mucha gente que cree que la mayoría de los vascos somos muy poco sensibles ante lo mal que lo pasan en nuestra tierra algunas minorías (por ejemplo, los que ejercen militantemente de no nacionalistas). Pero eso es, en cierto modo, una variante del ombliguismo: consideran que sólo nuestro propio y específico sufrimiento nos obsesiona.

¿Y de verdad que no padecemos ese mal?

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (5 de marzo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 5 de marzo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/03/05 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: maragall cataluña diario saramago barcelona 2003 euskal_herria egunkaria euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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