TVE se ha disculpado porque la emisión de un programa electoral gratuito del PP, que incluía una intervención de Mayor Oreja, sufrió un «accidente técnico» y no fue posible verlo adecuadamente.
El PP ha declarado que no se cree la excusa del fallo técnico en la emisión de su programa. Piensa que el incidente fue deliberado.
No me parece probable. Hay modos mucho más sutiles de influir sobre la audiencia. Éste sería muy burdo, además de dudosamente eficaz. Puede que incluso haya tenido un efecto beneficioso para Mayor Oreja, haciéndolo aparecer como víctima de un manejo sectario.
El PSOE se ha indignado con la acusación del PP. Dice que cómo osa hablar de manipulación el partido que mantuvo durante años al frente de los servicios informativos a Alfredo Urdaci, condenado por manipulación.
Hacen mal los socialistas en plantear las cosas así. Hacen mal, para empezar, metiendo baza en esta polémica. Habrían hecho mejor quedándose al margen, como si el asunto no fuera con ellos. Como si la línea informativa de TVE fuera cosa de sus organismos rectores, que para algo están catalogados como autónomos. Si el Gobierno y el partido que lo sustenta quieren aparentar que esa autonomía es real, lo mejor que pueden hacer es no darse por aludidos cuando alguien critica la actuación de la radiotelevisión del Estado.
Pero es que, además, que el PSOE descalifique al PP apelando a las manipulaciones de Urdaci es de una imprudencia verdaderamente temeraria, sobre todo cuando el encargado de formular la descalificación es (de Alfredo a Alfredo y tiro porque me toca) Pérez Rubalcaba. Los que vivimos día a día el trecenato de Felipe González nos acordamos bien de lo que fue RTVE en aquellos tiempos, cuando el llamado «comando Rubalcaba» se servía de los telediarios para hacer agitación descarada y a sus anchas. Tuvieron momentos antológicos, como el día en el que ofrecieron a Julián Sancristóbal la posibilidad de abrir el telediario en directo desde la cárcel, sin presentador ni nada, para decir que lo de los GAL era un invento de El Mundo y el juez Garzón, y tirarse en ello todo el tiempo que le vino en gana, sin nadie que le pusiera ninguna objeción. No le ofrecieron ni mucho menos la misma tribuna pocas semanas después, cuando se desdijo y reconoció que, lamentablemente, todas las acusaciones que pesaban sobre él se basaban en hechos ciertos.
Y como ésa, varias. Y algo menores, a decenas.
Por el bien de todos, y para no tener que oír el relato de las mismas barbaridades mes tras mes, año tras año, señalando el uno las manipulaciones del otro y a la inversa, convendría que se centraran en la crítica concreta de lo que vaya sucediendo en concreto.
Lo que ha ocurrido en esta ocasión merece ser investigado. Y sancionado como corresponda quien haya tenido la culpa. O por malévolo o por incompetente. Y ya está.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de junio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de junio de 2017.
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