Echo una ojeada a las medidas para la regeneración de la democracia que propone Rodríguez Zapatero. Se parecen como una gota de agua a otra a las que proponía Aznar en 1995. Incluyendo ésa, tan risible, de que los medios de comunicación de titularidad pública no sirvan de instrumento propagandístico del Gobierno. Me encantaría escuchar cómo la explica Pérez Rubalcaba, él, que lograba que el telediario se abriera con mítines de justificación de los GAL, con el recluso Julián Sancristóbal en el papel estelar.
La dirección del PSOE sostiene ahora lo que es inevitable que afirme el partido que está en la oposición, de todo lo cual se olvidará en cuanto llegue (si llega) al Gobierno. Después de 25 años de contemplar el jueguecito, nadie puede acusarnos de ser desconfiados. Tan sólo expertos.
A Rodríguez Zapatero le molesta mucho que el presidente del Gobierno le diga que él no representa ninguna alternativa. Sin embargo, Aznar tiene razón. Como la tenía Felipe González cuando decía que el líder del PP no representaba ninguna alternativa. Por supuesto que hay algunas diferencias políticas entre los unos y los otros, pero no sólo son de importancia menor, sino también fácilmente borrables en caso de que alteren sus papeles.
Zapatero no defiende ninguna política cualitativamente diferente en ningún terreno esencial: ni en el económico, ni en el de la política exterior, ni en el de las libertades, ni en el de la política autonómica, ni en el del conflicto vasco... Y las diferencias que trata de establecer, y que tanto enfatiza, las enuncia de un modo que sólo pueden suscitar sospechas: «Vamos a hacer una política con todos para derrotar a la derecha». Pero, señor mío: si es con todos, tendrá que incluir a la derecha. ¿Espera usted contar con la derecha para combatir a la derecha? ¿O es más bien que da por hecho que somos tontos de capirote y no nos vamos a percatar de la vacuidad de su verborrea?
Escuché lo que dijo hace diez días en la plaza de toros de Vistalegre. Aseguró que los socialistas han aprendido la lección y que, si vuelven a la Moncloa, no se dejarán tentar por la corrupción. Pero, ¿dónde está escrita esa lección? ¿Dónde la relación de los nombres y apellidos de los que ahora reconocen que se dejaron tentar por la corrupción en el pasado? ¿Dónde la lista de las sanciones que les impusieron por corruptos? ¿Qué lección es ésa? ¿La que les dimos nosotros y que ellos tildaron de pura demagogia, acusación que no han retirado todavía?
Insisto: Rodríguez Zapatero no es de fiar ni siquiera en los asuntos de importancia menor en los que se presenta como políticamente diferente. Si él mismo demuestra que no se toma en serio, ¿por qué habríamos de hacerlo los demás?
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (2 de noviembre de 2002) y El Mundo (6 de noviembre de 2002). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 17 de enero de 2018.
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