Finalmente ha resultado que se llamaba Juan Priede Pérez, que era concejal en Orio y que lo mataron ayer a las 14:20.
Era lo único que me faltaba por saber.
Con el resto ya contaba.
Daba por hecho que ETA iba a asesinar a un cargo del PSE -al que le resultara más accesible- y que trataría de hacerlo antes del encuentro que los socialistas vascos tienen previsto celebrar este fin de semana.
Se lo dije el otro día a Gervasio Guzmán:
-Si yo fuera concejal del PSOE, pediría una baja por depresión y me iría lo más lejos posible. Sin dejar rastro.
Gervasio, que no está muy puesto en asuntos vascos, se quedó sorprendido.
-¿Y qué te hace pensar que van a matar a un socialista vasco? -me preguntó.
-Todo -le respondí-. Absolutamente todo.
ETA es consciente de que buena parte del PSE se está replanteando la política que su partido ha seguido en los últimos años a la sombra del PP.
Sabe que bastantes dirigentes del socialismo vasco sostienen que la defensa sin matices de esa política les ha acarreando una peligrosa pérdida de identidad, lo que tuvo serios efectos en las pasadas elecciones autonómicas y puede tenerlos aún más severos en los próximos comicios municipales.
ETA tampoco ignora que, coherente con ese diagnóstico, hay una corriente dentro del PSE que quiere que su partido vuelva a hacer un cierto papel de bisagra entre el PP y el nacionalismo moderado.
En fin, ETA tiene oído que la conferencia socialista de este fin de semana podría servir para potenciar esa corriente.
De modo que tenía que tratar de impedir ese giro a cualquier precio. O, mejor dicho, al precio de siempre: el de la vida ajena. Porque, si ese cambio se produjera, se abriría un panorama cuya mera invocación le produce pavor. Así que mata socialistas. Para provocar en su base militante una reacción visceral.
A decir verdad, tampoco está tan claro que salga ganando nada con ello. ¿Piensa que le beneficia que el PSE se alinee con el PP a capa y espada? ¿Por qué? ¿Y qué más da, a sus efectos? ¿Cree que el PNV le va a marcar menos distancias por ello? Va buena.
ETA vive atrapada en sus tópicos. Se cree su propia retórica.
Todos sus pasos acaban resultando perfectamente predecibles.
Su lógica es totalmente transparente. Pero vacua. Tiene la transparencia del vacío.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (22 de marzo de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de abril de 2017.
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