El País no se corta un pelo. Página 3 de la edición de ayer. Llamativo titular a cuatro columnas: «Las fuertes lluvias causan 10 muertos y daños materiales incalculables en Alemania y Austria». A una columna, por abajo (sin derecho a titular, porque con un ladillo le bastaba): «En Nepal, por otro lado, un total de 422 personas han muerto y otras 173 se dan como (sic) desaparecidas, como consecuencia de las inundaciones y corrimientos de tierra que han producido las últimas lluvias torrenciales».
Nótese el «por otro lado» con que arranca el suelto. No marca ninguna distancia temática -no la hay-, ni geográfica -no hace al caso mostrar lo evidente-, sino de categoría. Ese «por otro lado» está para señalar la abismal diferencia que el periódico ve entre las dos noticias: las víctimas nepalíes podrán ser 60 veces más numerosas que las austro-alemanas pero son víctimas que están... «por otro lado». No por el nuestro.
Algo semejante, aunque más «político», le ocurría tres páginas más allá. En este caso la presunta información concernía a Venezuela y a la extraña dificultad que tenía el Tribunal Superior de Justicia de aquel país para tipificar lo sucedido el pasado 11 de abril como un intento de golpe de Estado (una dificultad que se le hizo insuperable, según ha podido verse en las horas siguientes). El corresponsal de El País, en tono displicente, casi guasón, dedicaba su crónica a dar cuenta de las diversas posiciones existentes en el país caribeño ante la cuestión, exponiéndolas como quien presenta los datos de un enigma tercermundista incomprensible para una mentalidad europea. La supuesta información no iba acompañada de ninguna alusión a la denuncia que ha motivado en Venezuela la posición abiertamente favorable a los golpistas del 11 de abril mostrada por Eduardo Tamayo, diputado socialista español y miembro de la Internacional Socialista que se ha afincado en Caracas para conspirar sin apenas disimulo con los partidarios del golpe.
¿Imagináis cuál habría sido la reacción de El País si tras el 23-F algún periódico europeo de primera línea se hubiese referido a la intentona de Milans, Tejero y compañía en los términos en los que él habla ahora de lo sucedido en Venezuela el 11 de abril, como si todo diera lo mismo y vaya usted a saber si no es buena idea que los militares se subleven contra el Poder nacido de las urnas?
Pero no hace al caso establecer esa comparación. Porque España está en Europa, y Venezuela, «por otro lado».
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (15 de agosto de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de enero de 2018.
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