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2002/03/09 06:00:00 GMT+1

Por lo civil

Me hastían los recursos polémicos de los fanáticos. Da igual lo que puedas decir o escribir; tienen en su cabeza un retrato-robot de quienes se oponen a su causa y, como tú no encajes en su idea previa, peor para ti: ellos se encargan de encajarte, por las buenas o por las malas.

Escribí el miércoles pasado contra algunas de las coartadas que suelen utilizar por aquí los incondicionales de las autoridades de Israel. Un buen puñado de los aludidos me ha escrito para ponerme de vuelta y media, cosa que me parece perfectamente comprensible y normal. Lo que no considero ni normal ni comprensible es que se permitan hacer caso omiso de mis argumentos, me achaquen posiciones que jamás he defendido y me abronquen por ellas.

Me acusan, por ejemplo, de defender posiciones antisemitas. No sólo no lo hago, sino que sería absurdo que lo hiciera. Todos los habitantes del Oriente Medio son semitas. Lo son tanto los hebreos como los palestinos. El antisemitismo, sencillamente, no pinta nada en esta desdichada disputa.

Otro reproche igual de inventado: dan por hecho que soy antijudío. ¿De dónde se sacarán esa falacia? Durante los siete lustros que llevo ejerciendo de opinador, nunca he dejado de abominar las imputaciones genéricas. Todas. Soy alérgico a los prejuicios en general y, muy especialmente, a los que apelan a circunstancias de raza, etnia, nación, pueblo, casta o clase social. He sostenido invariablemente que nadie puede ser considerado ni mejor ni peor a causa de su cuna.

Me repugnan los pogromos en cualquiera de sus versiones. Pero, por la misma razón, tampoco puedo aceptar que haya quien reclame para su pueblo la categoría de «elegido».

De acuerdo con ello, siempre he visto el sionismo con viva antipatía, tanto por el fundamento literal y explícitamente mesiánico de su ideología como por sus prácticas de demostrada agresividad expansionista. Pero mi rechazo del sionismo es estrictamente político-ideológico. De hecho, conozco a muchos judíos que tienen por el sionismo aún menos simpatías que yo. Como conozco también a bastantes no judíos que lo apoyan, buena parte de ellos por mera complicidad anti-islámica.

Mis simpatías están del lado de quienes, judíos y árabes, se esfuerzan en aquella sufrida tierra por crear las condiciones que permitan establecer una ciudadanía laica, tan respetuosa de cualquier fe como ajena a todas ellas. Una ciudadanía plenamente civil, dicho sea en la sexta acepción que recibe ese término en el diccionario de la lengua castellana: ni militar ni eclesiástica.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social y El Mundo (9 de marzo de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 5 de marzo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/03/09 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2002 diario palestina israel el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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