Vengo manteniendo desde hace algunos días una divertida polémica con un lector que no comparte mi reflexión -mi broma boba- sobre las ventajas que tendría que el PP se presentara a las próximas elecciones con un cabeza de lista impresentable. Por el aquel de que presentar a un impresentable no puede ser buena idea.
Anteayer comprendí que mi lector objetante tiene razón.
Estaba escuchando Radio Nacional según venía en coche para mi refugio alicantino, cargado de escritos pendientes.
Y me encontré con unas declaraciones del alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano (¿o es «del Matanzo»?).
El individuo, tratando de dárselas de gracioso, contaba una anécdota. Y la relataba así: «El torero Mazantini tuvo en su cuadrilla a un banderillero que luego fue gobernador civil. Y le preguntaron al maestro cómo había sido posible que ese hombre llegara a banderillero. Y él contestó: "Degenerando"». Todos los asistentes le rieron mucho la gracia.
Bueno, pues la historia no es ésa. Ni por el forro. Lo que le preguntaron al torero -que, además, me da que no fue Mazantini- fue cómo explicaba que un simple banderillero hubiera llegado hasta la dignidad de gobernador civil. De ahí la gracia de su respuesta: «Degenerando».
Se ve que el alcalde capitalino se quedó con la copla de que en esa historia había algo cómico -probablemente porque vio cómo se reían otros cuando la escuchaban- y la contó a ojo, sin saber de qué iba. Como el tontaina que es.
Bueno, pues ese tontaina -lelo hasta lo indecible- sacó mayoría absoluta en las anteriores elecciones municipales.
De modo que conviene preguntarse: ¿quién es mejor cabeza de lista para unas elecciones? ¿Un listo o un cretino?
De momento, la experiencia indica que los cretinos no se las apañan nada mal.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (7 de febrero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de marzo de 2017.
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