Obituario. En el día de hoy, cautivo y desalmado el ejército sonrojado, muere el Zooilógico en olor de cantidad. Nosotros, sus consolados padres, Ulises y Ortiz -incisivo pincel en ristre el uno, mala idea sistemática en la sesera del otro-, hartos de caricaturizar y escribir maldades sobre los personajes, personajillos y personajetes de la vida pública, mayormente política, local e interestatal, optamos por tomarnos un descansillo y, ya de paso, también varios tramos de escalera.
No obstante, y para que no se diga, aprovechamos este último día para rematar la faena y ganarnos la enemistad de uno de los pocos gremios que todavía no habíamos puesto a caldo: el nuestro propio, o sea, el de los periodistas.
Aprovechamos para aclarar a nuestros lectores algunos aspectos esenciales de nuestra profesión.
¿Qué es un periodista? Un señor que escribe de todo sin saber realmente de nada.
¿Siempre? No. A veces no es un señor.
Pero de algo sabrá... Bueno, sí. Es frecuente que los periodistas sepan bastante de fútbol. Los hay también que saben de bowling, de papiroflexia, de música alcarreña y de llamar por teléfono a sus amigos de Managua cargando a la empresa la conferencia. Pero rara vez escriben de esas cosas. Sobre todo de lo del teléfono.
Y si no saben, ¿por qué no se informan? Está contraindicado. Si uno se informa bien sobre algo, descubre que es complejo. Lo cual dificulta enormemente la redacción de la noticia. Además, informarse lleva tiempo y exige esfuerzo.
¿Y a las empresas periodísticas no les importa eso? Al contrario. Las empresas adoran a los periodistas capaces de escribir o hablar con aplomo infinito sobre lo que les echen. Les ahorran mucho dinero: de no ser por ellos, tendrían que contratar gente que supiera.
¿Qué es un buen reportero? Un individuo capaz de describir con enorme realismo un suceso aunque se haya ido del lugar media hora antes de que ocurriera nada.
¿Quién fue el primer periodista de la Historia? El autor del Génesis.
¿Era periodista? Está claro: escribió un relato muy bonito, pero no dio ni una. Todo lo que relató era falso.
¿Mintió? No es exactamente eso. El periodismo consiste en contar las cosas adaptándose a lo que la gran mayoría de la opinión pública quiere oír. Si el autor del Génesis se hubiera puesto a hablar del homo sapiens y otras realidades poco estéticas, lo habrían lapidado ipso facto.
¿Es cierto que los periódicos tienden a resaltar lo más truculento? Unos más que otros. Algunos mucho: el BOE, por ejemplo. Pero en general los periódicos no cuentan ni la milésima parte de los horrores que suceden en el mundo. Entre otras cosas porque el horror cotidiano no es noticia.
¿Por qué los periodistas se niegan a revelar sus fuentes? Algunos para no reconocer que sus fuentes principales son La Cibeles y Neptuno en Madrid, Canaletas y Monjuïc en Barcelona, etc.
¿Es corriente que los periodistas se vendan? No. En contra de lo que algunos piensan, ese es un fenómeno rarísimo. Lo cierto es que muchos periodistas no se venden.
¿Y eso? Nadie quiere comprarlos. La gente con poder y dinero prefiere alquilarlos. Los más útiles llegan a conseguir una suerte de leasing: se alquilan con opción final de compra. Pero casi nadie decide quedarse con ellos: el mercado de periodistas de segunda mano está saturado.
¿Y por qué la profesión periodística tiene prestigio? Porque la gente suele comparar a los periodistas con los políticos. Y en esa comparación es verdad que ganamos mucho.
Antes se acusaba a los periodistas de corporativismo, de despellejar a los demás pero protegerse entre sí. Sí; se decía eso de «perro no come perro». Las peleas de perros han demostrado que esa afirmación era errónea. Cuando el estómago está vacío, todo bicho viviente -sea perro de presa, sea perro de Prensa- come lo que le echen.
¿Igual todos entonces, galgos o podencos? No. A algunos les va ir de GALgos y les gusta correr. Otros hemos preferido hacer de podencos y dedicarnos a la caza.
¿Es divertida la caza periodística? Mucho. Aquí, en el Zooilógico, la hemos practicado muy a gusto y sin mayor problema, exceptuado el odio de las piezas cazadas (y alguna soltera). En realidad, nos hemos sentido... como Pedro por su caza.
Javier Ortiz. Zooilógico, El Mundo (21 de abril de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de octubre de 2013.
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