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2002/01/28 06:00:00 GMT+1

Patriotismo municipal

Aznar dejó ayer grabado parla posteridad -o para «la posterioridad», como decía una amiga mía- su testamento político.

No creo que ninguno de los puntos que lo componen haya causado sorpresa a nadie. Recogen el conjunto de sus bien conocidas obsesiones: que CiU se convierta al nacionalismo español a cambio de un par de carteras ministeriales, que el PNV se rinda y firme el Pacto Antiterrorista ( o sea, que el PNV firme un pacto contra el PNV)...

Si acaso, puede que alguien se haya quedado sorprendido ante el interés que ha mostrado por aumentar las competencias y atribuciones de los Ayuntamientos. «La segunda descentralización», lo llama.

¿A qué viene ese súbito furor municipalista?

La idea no es nueva. Ya hace meses que la viene promocionando.

A primera vista, la cosa parece atractiva: cuanto más cerca de la ciudadanía estén los centros de poder, mejor.

Pero el plan tiene truco. Para calarlo, hace falta mirar en detalle las nuevas competencias que él quisiera que asumieran las corporaciones municipales: casi todas están actualmente en manos de las administraciones autónomas.

No se trata tanto de aumentar la capacidad de gestión de las alcaldías como de reducir la de los gobiernos autónomos.

Se trata, en suma, de otro modo de lanzarse al asalto del Estado de las Autonomías. Esta vez, fabricando una pinza (gobierno central / gobiernos municipales) que acogote el poder de aquellas comunidades autónomas que han reivindicado -y obtenido- un mayor nivel de descentralización real. Dado que el poder municipal es, por el género de su actividad esencial, bastante técnico -menos politizado-, el resultado de la jugada conduciría a que el centro de gravedad de la actividad política fuese regresando poco a poco hacia la capital de España.

So capa de municipalismo, lo que Aznar pretende es poner en marcha una nueva ofensiva centralista.

Dudo que pueda conducirla al éxito. Porque ahí no sólo se topará con la resistencia de los nacionalistas, sino también con la de las comunidades regidas por el PSOE y, muy probablemente, también con la de algunas de las que tiene en sus manos el propio PP. Porque Fraga y Zaplana -por poner dos ejemplos- serán todo lo españolistas que haga falta, pero les gusta el poder como al que más.

Pero Aznar no puede dejar de intentarlo. Está en su naturaleza.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (28 de enero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de febrero de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/01/28 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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