La Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial ha decidido abrir diligencias para determinar si Baltasar Garzón debe ser sancionado por su participación en el libro de Pilar Urbano Garzón, el hombre que veía amanecer. El CGPJ entiende que lo manifestado por Garzón a la señora Urbano, y recogido por ella en el citado libro, puede ser constitutivo de dos faltas punibles: una, de menosprecio hacia otros magistrados, y otra, de revelación de datos sometidos a secreto sumarial.
No he leído el libro de Pilar Urbano -y a fe que, salvo que no me quede otro remedio, no lo leeré- pero un par de personas que lo han leído me lo han contado. Siendo así, y ya que hablamos de jueces, habrá que decir que el mío es un testimonio «de referencia».
Con independencia de lo que esté escrito en el libro, me parece una bobada que se investiguen las declaraciones de Garzón para determinar si ha menospreciado o no a otros magistrados. El ciudadano Garzón tiene todo el derecho del mundo a menospreciar a quien se le ponga en las narices, magistrados y fiscales incluidos. En ese sentido, me solidarizo con él. Personalmente, siento un profundo desprecio por bastantes magistrados, empezando por el propio Garzón.
La otra acusación también me parece ridícula. ¿Qué necesitan investigar para saber si Garzón revela secretos de sumario? Les consta que lo ha hecho, lo hace y lo hará. Cuantos conocemos al titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional sabemos de sobra que padece de incontinencia oral. No sólo cuenta todo lo que sabe, sino también, y con frecuencia, muchísimas cosas que no sabe. Es víctima de una petulancia anonadante, y eso lo convierte en extremadamente indiscreto.
De eso hay innumerables testimonios. El mío, sin ir más lejos.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (22 de diciembre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 19 de junio de 2017.
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