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2003/02/20 06:00:00 GMT+1

Otra gran potencia

Me telefonea mi buen amigo Gervasio Guzmán.

-Eres la pera, Javier. Tú, que te opusiste al Tratado de Maastricht, que siempre has despotricado contra la Unión Europa llamándola «la Europa del capital» y no se cuántas lindezas más... ¡y ahora cierras filas con Chirac!

-Tanto como «cerrar filas»... Pero sí, es verdad que considero su posición ante el peligro de guerra como un mal menor -le respondo.

-Y entonces ¿qué? ¿Ya no representa a «la Europa del capital»? -vuelve a la carga.

-¡Qué cosas dices, Gervasio! ¡Ya sé que no es partidario del socialismo! Pero lo que está en juego en este asunto no es de qué modo se organiza la UE de puertas adentro, sino qué papel juega en la escena internacional. Chirac y Schröder, cada uno por sus razones, han creído que es el momento de que Europa tenga una voz propia, diferenciada de la de Washington, rebelde al diktat de Bush. Y se han puesto manos a la obra. Eso me parece bien.

-¡Pero si son perros de la misma camada, hombre!

-Ahí está: que no. Son también perros, sin duda. Pero de diferente camada.

-No sé a dónde pretendes ir a parar.

-Pues está muy claro. Desde el hundimiento de la URSS, los Estados Unidos se hicieron dueños y señores del planeta. Hasta entonces, la necesidad de encontrar un equilibrio y de rivalizar en méritos con la otra superpotencia les obligó, de un lado, a no sobrepasarse en sus ambiciones, y, de otro, a templar sus formas, evitando las intemperancias excesivas. Pero tras la caída del Muro se desmelenaron. No había nadie que les objetara nada, así que ¡ancha es Castilla! Asumieron con total descaro y sin previa votación el puesto de mandamases del Universo.

Tras los atentados del 11-S las cosas fueron a peor. A mucho peor. Washington se montó una película de terror muy hollywoodiense, con terribles grupos clandestinos dispersos por todo el planeta -y Ben Laden en funciones de Spectra- preparando sin parar ataques suicidas para derribar edificios altísimos, derruir monumentos nacionales -estadounidenses, por supuesto- y expandir infecciones en masa. En tales condiciones, cualquiera que pusiera objeciones a las iniciativas de Washington, fueran las que fueran y en el terreno que fueran, pasaba a ser tratado de cómplice del terrorismo. De un terrorismo peligrosísimo que, por más vueltas que uno diera a la realidad realmente existente, no había modo de localizar por ningún lado (de hecho, del 11-S para aquí se han producido menos ataques terroristas contra intereses de los EEUU que en cualquier periodo equivalente de las décadas anteriores).

Alguien tenía que acabar diciéndole a Bush que ya le vale con su coartada de cartón piedra. Y alguien tenía que plantearse finalmente que un solo país no puede dictar su ley arbitraria al planeta entero. Entre otras cosas porque eso sólo conviene a los dirigentes del país que dicta la ley. Los líderes europeos, en parte apabullados por el efecto propagandístico del 11-S, en parte temerosos de la capacidad de represalia que tienen los EEUU, se habían mantenido en un prudente segundo plano, haciendo de claque cuando les correspondía. Ahora han empezado a silbar, y con razón, porque el espectáculo es bochornoso.

¿Estamos ante el surgimiento de otro polo de referencia, de otra gran potencia que, así sea a escala, rivalice con Washington y haga de contrapeso? No lo sé. Pero haré cuanto pueda porque así sea.

-¿Y Aznar?

-Aznar ha reaccionado como los países del Este europeo, empobrecidos y limosneros, que miran a Bush con la esperanza que les monte un Plan Marshall a su medida. Ha arruinado cualquier posibilidad de proseguir su carrera en el escenario europeo: Francia, Alemania y Bélgica lo vetarán cuantas veces haga falta.

-Pues peor para él, ¿no?

-Sí. Y sólo para él.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (20 de febrero de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de febrero de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/02/20 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: irak españa usa francia diario aznar 2003 bush alemania schröeder gervasio_guzmán chirac | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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