Me lo dicen y repiten: seguir clamando ¡OTAN no! a estas alturas tiene muy poco de realista.
Hablemos, pues, de realismo.
Para examinar la realidad y entenderla, lo primero que hace falta es saber cómo se ha generado.
Habrá, pues, que empezar por recordar que hace algo más de una década se celebró aquí un referéndum sobre ese asunto. Una minoría amplísima votó entonces no a la OTAN. Y la mayoría que dio su sí lo hizo con tres condiciones, la principal de las cuales fue que España no se integrara en la estructura militar de la organización.
Sabiendo eso, habremos de concluir que lo que ha ocurrido luego ha sido una burla descarada del resultado de aquel referéndum y, por tanto, del voto popular. Primero, el Gobierno de Felipe González violó las condiciones establecidas en el referéndum participando en el Comité de Planes de Defensa, en el Grupo de Planes Nucleares y en el Comité Militar de la OTAN. Y luego, por iniciativa del Gobierno de Aznar, el Parlamento -con las honrosas excepciones de IU, el BNG y el Grupo Mixto- votó la integración de España en la estructura militar de la OTAN echando mano de un subterfugio bochornoso: alegó que lo hacía para adaptarse a una reforma de la estructura de la Alianza Atlántica... que ni se ha verificado todavía ni está claro que vaya a realizarse en los términos que se expusieron en el Parlamento.
¿Realismo? Si hay algo poco realista es la pretensión de quienes dicen que la actual OTAN es muy diferente a la de hace una década; que ha cambiado tras la desaparición del bloque soviético. Falso. La OTAN podrá tener ahora otros objetivos, pero su finalidad es exactamente la misma: ser punta de lanza en la defensa de los intereses predominantes en el Primer Mundo y, de modo más específico, de los del Gobierno de los EEUU. Si no se muestra en estos momentos más agresiva es tan sólo porque sus enemigos están ahora de capa caída. Pero sigue armándose hasta los dientes, presta a actuar en cuanto peligre la pax americana, sobre todo en Oriente Medio y en la ribera sur del Mediterráneo, lo que coloca a España en una posición muy delicada. Innecesariamente delicada.
En realidad, la OTAN no sólo no es útil para los intereses del pueblo español. Tampoco lo es para quienes desean una Unión Europea políticamente independiente y militarmente autónoma.
Con conciencia de ello, en vísperas de la Cumbre que la OTAN va a celebrar en Madrid, más de cuarenta organizaciones ciudadanas han convocado para hoy una manifestación en la capital. Es una muy buena idea, digna de apoyo.
Hemos pasado una década de profunda atonía, que ha llevado al movimiento pacifista español al letargo. Pero los problemas que se debatían hace 11 años -el militarismo, el hegemonismo norteamericano, el disparate de los gastos militares- siguen más que presentes. Son parte esencial de nuestra realidad. Es realista denunciarlos.
Javier Ortiz. El Mundo (5 de julio de 1997). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de julio de 2012.
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