El presidente del Parlamento Vasco ha decidido que se voten por separado las tres mociones de devolución del proyecto de Presupuestos promovidas por el PP, el PSOE y Batasuna. Quiere evitar que se produzca una confluencia implícita de sus respectivos rechazos y obligarles a que la hagan explícita o renuncien a ella.
Los tres enmendantes han cogido un rebote de aquí te espero.
No me importan las cuestiones reglamentarias. Sí los problemas de fondo que plantea el conflicto.
Uno muy en especial. Atutxa ha forzado lo que técnicamente se llama «votación constructiva», que es la que el sistema parlamentario español prevé para las mociones de censura.
¿En qué consiste? En establecer que no vale con que la mayoría del Parlamento esté en contra del Gobierno de turno. Para derribarlo, tiene que presentar un candidato alternativo. De lo contrario, cabría tumbar al Gobierno existente sin que ningún otro pudiera ocupar su lugar.
Pues bien: todo el mundo está de acuerdo en que los Presupuestos son la expresión concentrada de la política de los gobiernos. Elegir un presidente de Gobierno pero no permitirle materializar sus Presupuestos es como asignar a un arquitecto la realización de una obra y decirle luego que se meta sus planos por donde le quepan. ¿Que al PP, el PSOE y Batasuna no les gustan los Presupuestos de Ibarretxe? Que presenten una alternativa. Una. No tres, incompatibles entre sí.
De votarse el rechazo en bloque de los Presupuestos, lo que se decidiría es... que no haya Presupuestos. Ibarretxe no está en condiciones de complacer a la mayoría del Parlamento. Si elaborara unos nuevos Presupuestos que se ajustaran a las exigencias del PP, se encontraría con el rechazo frontal de Batasuna... y con el del PNV, EA y EB-IU, que no admiten lo que pide el PP. Lo mismo sucedería de atenerse a lo demandado por el PSOE, o por Batasuna.
¿Cabría llegar a una solución transaccional con alguno de ellos? Los propios enmendantes lo han excluido. Si alguno hubiera creído que existía posibilidad de consenso, no habría exigido la devolución en bloque de los Presupuestos. Habría planteado el cambio de tales o cuales puntos en concreto.
Está claro: la política que quiere hacer el Gobierno Vasco no es compatible con los planteamientos de ninguno de los tres partidos opositores.
Lo que lleva de manera ineluctable a una conclusión: o salen adelante en sus líneas generales los Presupuestos presentados por Ibarretxe o la Comunidad Autónoma Vasca se queda sin Presupuestos. Es decir, sin posibilidad de ser gobernada en la dirección que la mayoría decidió en las urnas hace escasos meses.
¿Que no les gusta? Que le echen la bronca al electorado.
Javier Ortiz. El Mundo (15 de diciembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 21 de diciembre de 2012.
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