(Quintana Roo, México)
-Ese viaje al Caribe mexicano te va a venir de cine, ya lo verás. A ti lo que te hace falta es descansar a fondo durante unos días y olvidarte de todo.
Mi buen amigo Gervasio Guzmán lo tenía clarísimo.
Es increíble que, después de tantos años, siga sin conocerme.
No quiero olvidarme de todo. O, para ser exacto: no sé olvidarme de todo. Si me olvidara de eso que él llama «todo», no sería yo.
Mi primera preocupación, llegado a este extremo del mundo, fue comprobar qué emisoras de radio se captaban con el pequeño pero potente transistor que me he traído. ¡Dos mierdas de radio fórmula tipo 40 Principales! «Estamos en una zona muy mala para la captación de ondas», me explicaron en la recepción del hotel. «¿También en onda corta?», me extrañé. «En todas las bandas», me respondió un amable conserje de permanente sonrisa beatífica.
Vale. Genial.
Tras conseguir una conexión a internet -obsesión mía que aquí todo el mundo ha considerado una excentricidad, y que ya me han anunciado que me será cobrada a precio de tal- lo primero que he hecho es mirar la prensa española, para ver de qué iba. Luego he visitado las webs de Radio Nacional y Radio Euskadi, aunque, como la conexión a internet que me han proporcionado es malísima, las he oído sincopadas, intermitentes.
Lo que he visto y oído me ha reconfortado mucho, de cualquier manera, porque he comprobado que todo sigue más o menos como lo dejé hace dos días, aunque un poco peor, para variar. Está bien constatar que España no me necesita en absoluto para empeorar.
Mañana me espera un día apasionante de visita a ruinas mayas. Día completo, de 7 de la mañana a 6 de la tarde. ¿Para qué haré yo estas cosas? Como si no me bastara con la contemplación diaria de mi propia persona para saber cómo es una ruina antiquísima.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (27 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de abril de 2010.
Comentar