El razonamiento es de cajón: si Herri Batasuna se ha embarcado en Euskal Herritarrok con gentes que están en desacuerdo con ETA, no lo habrá hecho para que dentro de cuatro días ETA descerraje cuatro tiros o pegue un petardazo, cabree a esos nuevos (o renovados) aliados y mande al guano la plataforma electoral recién estrenada. Y, a la vez, si ETA ha decidido respaldar la iniciativa unitaria de HB, digo yo que no será para arruinársela dentro de dos semanas volviendo a las andadas de sangre y muerte.
Así que todo lleva a suponer que ETA, lo proclame abiertamente o no, ha decidido darse -darnos- una tregua.
Es una deducción lógica.
Pero puede fallar.
No sería la primera vez, ni mucho menos, que silogismos de este estilo me llevan a la deducción de que tal o cual atentado de ETA sería «peor que un crimen, un error» -según la escasamente ética sentencia de Fouché-... y ETA va y comete el atentado. Contra toda lógica. Contra sus propios intereses.
«Si nos paráramos a analizar en términos políticos cuándo conviene o no conviene actuar», oí decir hace años a un partidario de ETA, «no lo haríamos nunca». ¿Cómo saber que esta vez no va a tirar de nuevo por la calle de enmedio, así que pierda la calma y todo el montaje de EH le resulte un rollo y un engañabobos?
Yo, por lo menos, no me fío. Si hay tregua, que lo digan. Que se comprometan.
Más confiado se le ve a Felipe González: él está convencido -ayer lo proclamó a los cuatro vientos- de que el MLNV va ahora en serio: cree que existen expectativas reales de lograr la paz en Euskadi.
Empiezo a sospechar que lo mío es enfermizo, porque el hecho es que tampoco me fío -tampoco en esto, quiero decir- de la sinceridad de González.
El expresidente del Gobierno está demasiado obsesionado por el horizonte carcelario de Barrionuevo y Vera -esto es, por su propio futuro político- como para pensar en otra cosa. Sabido lo cual, no puedo dejar de preguntarme si, cuando habla de la necesidad de negociar con EH, HB, ETA o el sursum corda, no seguirá pensando en sí mismo. Porque él sabe que no sería posible negociar la libertad de los terroristas de un bando y dejar en la cárcel a los del otro. Paz en Euskadi y Pepe y Rafa en la calle: ¡dos por el precio de uno... y vía libre al gobernante más fino y preclaro que haya tenido España desde Carlos III, si es que no desde Viriato!
No me fío del MLNV, no me fío de González y, ya metido en gastos, tampoco del Gobierno, que se refugia tras un muro de tópicos para ver en qué queda todo antes de mover un dedo, y tampoco del PNV, que está loco por encabezar un frente nacionalista sin tiros.
Por no fiarme, ni siquiera me fío de mí mismo, que a gusto me dejaría engañar por todos con tal de que Euskadi pudiera vivir al fin en paz.
Javier Ortiz. El Mundo (6 de septiembre de 1998). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de septiembre de 2010.
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Escrito por: .2010/09/07 06:26:13.568000 GMT+2