«Todo se ha ido desarrollando conforme a los planes trazados», dice y repite Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de los EE.UU., encantado con la rápida ocupación de Tikrit por sus tropas.
¿Todo lo que ha ocurrido se ha ajustado realmente a sus planes previos? ¿Hemos de entender que también estaba previsto el caos que se ha adueñado de las ciudades iraquíes desde que las tropas anglo-estadounidenses se hicieron con su teórico control? ¿Debemos suponer que han provocado esa situación a propósito y que el alto grado de tolerancia mostrado por sus soldados ante los actos de pillaje, el asalto a hospitales, la destrucción de bibliotecas y el desvalijamiento de museos responde a un plan previamente trazado?
Hay quien estima que sí. Que lo que Washington pretende no es tan sólo poner término a un régimen político, sino hacer inviable la persistencia de Irak como Estado independiente y soberano y que, en esa línea, cuanto mayor sea la obra de destrucción física y de degradación social, mejor.
No lo creo. Más probable me parece la otra hipótesis: que la situación de descontrol se ha producido porque la Casa Blanca no se había preocupado de trazar un plan previo para organizar el país una vez que su Ejército lo ocupara, ni luego, una vez visto el desastre reinante, ha pasado a situar ese problema entre sus prioridades.
Lo cual demuestra de la manera más fehaciente que existe –por la vía de los hechos– que a la troupe de George W. Bush el pueblo de Irak, su bienestar, su salud y sus bienes se la traen al pairo.
Dice nuestro sabio refranero que «obras son amores, y no buenas razones». De boquilla puede afirmarse lo que se quiera, pero es en la práctica donde cada cual se retrata. El Gobierno de los EE.UU. ni siquiera se dignó pensar en los más de 23 millones de habitantes de Irak. Ni siquiera se tomó la molestia de constatar que, si una Administración se desmoronaba o salía huyendo, habría que improvisar otra que tomara las riendas de la situación y se encargara de que no ocurriera... lo que ha ocurrido. Donald Rumsfeld no miente, probablemente: ellos estudiaron y planificaron todos los detalles. Lo cual demuestra que, para ellos, el pueblo de Irak no alcanza la categoría de detalle.
Hay un dato que prueba que sí tuvieron en cuenta lo que verdaderamente les importa. Desde el principio, las tropas anglo-estadounidenses han cercado y protegido de la manera más eficaz un edificio: el del Ministerio del Petróleo. Da igual que se incendien los incunables de la Biblioteca Nacional de Bagdad, con tal de que nadie toque los archivos de lo que cuenta de verdad.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (15 de abril de 2003) y El Mundo (16 de abril de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de abril de 2010.
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