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2005/07/19 06:00:00 GMT+2

El humo ciega sus ojos

El anuncio oficial del anuncio oficial (sic) contra el consumo de tabaco que va a decir: «¿Fumar? Pues va a ser que no», con ese vaaserquenó que sale ya hasta en la sopa, ha conseguido reducir a escombros lo que me quedaba de paciencia.

La cosa tiene delito: las famosas «autoridades sanitarias» que aparecen en todas las labores de tabaco con mensajes amenazantes escritos en un malísimo castellano, han llegado a un acuerdo con las empresas de telefonía móvil para que envíen a sus usuarios mensajes dándoles la vara con anuncios topiqueros en contra del fumeque.

Yo no fumo. Hace ya tiempo que dejé de hacerlo, y la prueba de que no lo echo en falta es que he perdido la cuenta de cuánto hace de ello. No sólo no soy fumador activo, sino que soy un pésimo fumador pasivo. El domingo llegué a abandonar mi asiento en un concierto que se celebraba al mal llamado aire libre porque no paraba de venirme a las narices el humo de los cigarrillos que consumía una pareja sentada justo delante de mí.

Luego fuimos a tomar una copa en un local muy simpático pero, como quiera que la abrumadora mayoría de los componentes de nuestro grupo fumaba sin parar, el lunes me levanté con una carraspera de mil pares. Siempre hay alguien que dice: «Es que los exfumadores os ponéis de un fundamentalista...». Como si la irritación de mis vías respiratorias fuera una opción ideológica.

Pero soy consciente de que durante mis muchos años de fumador tuve que hacer la cusqui muchas veces a muchos otros, de modo que tampoco tengo derecho a ejercer ahora de intransigente absoluto. Me quejo amargamente cuando me atufan, pero tampoco lo convierto en un casus belli.

De todos modos, me he prometido a mí mismo corregirme. Desde ahora voy a ser más tolerante. Me propongo hacerlo como muestra de mi rechazo a esa campaña ilícita (no puede ser legal el envío masivo de mensajes de correo no solicitados) y, sobre todo, hipócrita. ¿Por qué no obligan a colocar en la parte trasera de los coches letreros que digan, por ejemplo, «La emisión de CO2 perjudica gravemente la salud», o bien: «El uso abusivo de vehículos de motor contribuye poderosamente al cambio climático», o bien: «La falta de concienciación de las autoridades españolas hace que nuestro país no cumpla con las disposiciones del acuerdo de Kyoto»?

Los políticos de la sanidad se quejan de que el tabaco en España es demasiado barato, lo que lo hace «muy accesible a los jóvenes». Sólo les falta añadir: «...y a los pobres». Déjense de mandangas. No lo encarezcan; no sermoneen. Si lo tienen tan claro, prohíbanlo. ¡Total, una prohibición más o menos!

Y prívense de paso de la tajada que se llevan gracias a los impuestos que gravan las ventas de ese producto. Y asuman también el coste político que tendrá enviar al paro a quienes lo cultivan y a todos los muchos que lo convierten en mercancía.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (19 de julio de 2005) y El Mundo (20 de julio de 2005). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. El apunte se titulaba No fume usted; contamine con todo lo demás. Subido a "Desde Jamaica" el 7 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/07/19 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: jor tabaco apuntes el_mundo 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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