Declara Jesús Caldera, portavoz del PSOE, que su partido no apoyaría hoy en día la candidatura de Enrique Múgica para Defensor del Pueblo. Caldera cree que Múgica "se ha alejado de los valores de la izquierda".
El portavoz socialista tiene un morro que se lo pisa. Sabe perfectamente que Múgica ha sido así desde tiempo inmemorial.
A no ser que Caldera pretenda que cuando Múgica conspiraba como un poseso con el general Armada en vísperas del 23-F lo hacía desde "los valores de la izquierda".
O que cuando hizo la vida imposible a los presos de los Grapo, en sus tiempos de ministro de Justicia, actuó en nombre de "los valores de la izquierda". Todavía recuerdo a aquellos presos esqueléticos, a un paso de la muerte, atados férreamente a las camillas por orden de Múgica.
De Enrique Múgica podrán decirse muchas cosas, pero no que haya disimulado nunca su carácter. Tiene la sensibilidad de un trozo de pirita. Para hacer un relato exhaustivo de su humanismo bastaría holgadamente el reverso de un billete de metro. Su nombramiento para el puesto de Defensor del Pueblo no tuvo otra función que la de anular el carácter crítico de esa institución, y eso lo sabe tan bien Caldera como yo. Y como Mayor Oreja, que es quien lo propuso para conseguir que la Oficina del Defensor dejara de dar la murga con los presos.
No nos cuente cuentos Caldera: apoyaron su candidatura porque es así. Apechugue con su responsabilidad.
Javier Ortiz. Diario de un resentido social (23 de junio de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.
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