Hoy quisiera llamar la atención de ustedes sobre la situación de quienes fueron militares de la República.
Ya sé que no viene a cuento de nada. Hay realidades sociales que nunca vienen a cuento de nada. Los presos no vienen a cuento de nada. Los mendigos no vienen a cuento de nada. Los inmigrantes no vienen a cuento de nada.
Los viejos que fueron militares al servicio de la República tampoco vienen a cuento de nada.
Pero la cosa es que algunos -por pura terquedad, supongo- sobreviven. Y, por mucho que pasa el tiempo, no acaban de entender cómo puede ser que nuestra joven e impecable democracia, que es envidia del mundo entero y de varios países más, no acabe de admitir que ellos eran funcionarios del Estado -del Estado que había entonces-, penalizándoles por no haberse sublevado el 18 de julio de 1936 contra el Gobierno legal y legítimamente constituido. Porque ése es el asunto, y tiene su punto de curioso: que nuestra joven e impecable democracia reconoce la condición de militares retirados a los precursores de Antonio Tejero, que se sublevaron en 1936 contra el Gobierno legal, pero se niega a admitir los derechos que asisten a quienes fueron antecesores de Manuel Gutiérrez Mellado y se mantuvieron a las órdenes del Gobierno legal.
No me digan ustedes que la situación no es paradójica. Que un Gobierno del Partido Socialista -de uno de los partidos que fueron protegidos por las tropas leales a la República- haya tenido durante trece años el Poder en la mano, y que no haya movido ni un dedo de tan poderosa mano para hacer justicia a quienes dieron la cara y se jugaron la vida por defender a sus ancestros políticos, parece increíble.
Pero solamente lo parece. En ése como en tantos otros terrenos, con socialistas como González no han hecho falta derechistas para nada.
Los exmilitares de la República miran ahora con franco desánimo el panorama que les asoma por delante, con el PP en el Gobierno. «Si no hemos logrado nada de los socialistas, menos aún obtendremos de la derecha», se dicen. Pero quizá se equivoquen. Así como los del PSOE no quisieron remover nada de ese asunto para que no se les pudiera confundir con peligrosos republicanos -una confusión que habría sido realmente terrible, amén de totalmente injusta-, los del PP lo mismo van y les echan una mano, para que quede claro que ellos no son los nostálgicos del franquismo que algunos aseguran.
José María Aznar dijo en El Mundo, a pregunta de quien esto suscribe, que el franquismo fue una dictadura y una desgracia para España. Los ex soldados y oficiales de la República le proporcionan la ocasión de demostrar que no habló a humo de pajas.
No piden que se les condecore. Únicamente que se reconozca que fueron lo que fueron: funcionarios del Estado español. Es -que alguien me lo niegue- un deseo escandalosamente modesto.
Javier Ortiz. El Mundo (30 de marzo de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de abril de 2011.
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Escrito por: xosé.2011/04/01 15:38:26.492000 GMT+2