Jetología: Denomínase milicus contritus al espécimen militar -que ahora empieza a proliferar en Argentina, pero que también fue muy visto en Alemania tras la II Guerra Mundial, y en los EEUU después de la Guerra de Vietnam- que, cuando se desvela alguna enormidad cometida por sus colegas, se declara muy apenado, pero que, olvidándose del laconismo propio de la formación castrense, en vez de ponerse a trabajar a escape para encontrar a los culpables, se dedica a hacer excursiones pseudofilosóficas de nulo interés.
Su actual cabecilla: Martín Antonio Balza. 61 años. Jefe de las Fuerzas Armadas argentinas. Él no participó en la represión de los años 70: estaba de agregado militar en Lima.
Su mérito: Ha reconocido que el Ejército argentino se sirvió de «métodos ilegítimos, llegando incluso a la supresión de la vida», para acabar con la oposición política. Ningún alto jefe militar lo había admitido hasta ahora.
Sus deméritos: Varios y muy importantes. Afirma, en primer lugar, que en los crímenes participaron sólo «algunos» militares. Uno no es demasiado experto en matar, pero se barrunta que para asesinar a 30.000 personas hace falta la tira de «algunos». En segundo lugar, sostiene que no hay que buscar culpables individualizados, porque «la culpa en el fondo está en el inconsciente colectivo de la Nación toda». Y un jamón. Las víctimas ¿no eran parte de «la Nación toda»? ¿Pretende echarles también a ellos la culpa de haber sido torturados y asesinados? La responsabilidad de los crímenes no es del «inconsciente colectivo», sino de un colectivo de inconscientes.
¿Cuál es la situación actual del general Balza? Para los militares que participaron en la represión, se ha convertido en un traidor: ha roto su «pacto de silencio». Y para quienes exigen la clarificación total de los hechos, su autocrítica es muy insuficiente. El general se ha sentado entre dos sillas, que es un método excelente para acabar cayéndose de culo. Pues que se ande con ojo porque, como se cabree con él el «inconsciente colectivo de la Nación toda», puede acabar la mar de mal. O sea, muy mal y en la mar.
Javier Ortiz. Zooilógico, El Mundo (28 de abril de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de julio de 2013.
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