«Sobre la autodeterminación me he pronunciado en muchas ocasiones. Basta decir que es un derecho que no existe bajo ningún concepto y que por tanto no está en el debate.»
Zapatero dixit. En estas mismas páginas, el pasado lunes.
Voy a remedar a Nicolás Redondo Urbieta. Le respondo: «Mientes, José Luis, y tú lo sabes».
El derecho de autodeterminación existe bajo diversos conceptos, y a él tiene que constarle.
Está en los documentos fundacionales de las Naciones Unidas. Ése es ya un concepto, y no menor.
«Pero el reconocimiento de la ONU se refiere a situaciones de colonialismo en el Tercer Mundo», supongo que alegará.
Es posible que, cuando reconocieron el valor de ese derecho en el seno de las Naciones Unidas, los representantes de bastantes estados estuvieran pensando en los procesos de descolonización del Tercer Mundo, pero lo cierto es que el texto no estableció esa salvedad. Y aún más cierto es que, a la hora de la verdad, el mentado derecho se ha invocado en las últimas décadas bastante poco en relación con el Tercer Mundo y mucho más con respecto a Europa.
Rodríguez Zapatero tiene que recordar que fue un Gobierno tan solvente y tan aliado como el alemán el que apeló explícitamente al derecho de autodeterminación de los pueblos para reconocer de manera unilateral a Croacia como Estado independiente en los comienzos del último gran conflicto de los Balcanes. No voy a entrar a discutir ahora si fue una gran idea o una pésima idea, pero el caso es que lo hizo. A quien por entonces era presidente del Gobierno español, Felipe González, se le preguntó si ese derecho reconocido a Croacia no podría ser invocado por catalanes y vascos para reclamar lo propio. Él se limitó a responder que eran realidades diferentes pero, por las razones que fuere, prefirió no pormenorizar a qué diferencias se refería.
En virtud del derecho de autodeterminación, checos y eslovacos ya no forman parte del mismo Estado. Con el derecho de autodeterminación como referencia, hemos asistido al nacimiento de las repúblicas bálticas. Idéntico principio fue invocado por Ucrania –cuna de la nación rusa– para separarse de la Madre Patria. ¿Hará falta que retrocedamos en el tiempo y recordemos que si Suecia y Noruega se separaron fue sobre la base del derecho de autodeterminación, y que el nacimiento de Finlandia como Estado independiente no tuvo otro fundamento?
El derecho de autodeterminación existe por muchos conceptos. Y desde luego que está en el debate. Zapatero sabe de sobra que el 80% de la ciudadanía vasca sostiene que debe ser ella la que decida sobre su futuro. Ella y sólo ella.
Así que más vale que el presidente vaya cocinando otros argumentos, que ésos no valen ni para discutir con Bono sobre la conveniencia de que los socialistas desfilen bajo palio en las procesiones toledanas del Corpus Christi. Por ejemplo.
Javier Ortiz. El Mundo (20 de abril de 2006).
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